⛓️ [ Obsesión ] • Sanzu Haruchiyo | R-18 | TR

• Cumpleaños •

Ubicación: Edificio principal Bonten

20 de agosto.
La luz de luna iba cubriendo los últimos pisos del edificio.
La habían separado de su grupo de compañeras una vez que llegaron a la sede principal de Bonten. (...) había entendido que cada bailarina tendría una labor distinta. A ella le tocó ser un premio de consuelo para el vicepresidente.
El trabajo no le importaba. Serían pocas horas y una excelsa remuneración.
Estaba siendo escoltada por dos hermanos, Rindou y Ran.

— Bien, (...), hoy te toca atender a Sanzu.—
Ran la miro de arriba hacia abajo, sin disimular para nada, con ambas manos dentro del bolsillo de su traje.

Ella asintió con timidez. Se veía en los espejos del ascensor para afinar algunos detalles, como el broche de sus eternos tacones y el cierre del vestido.
Le temblaban las piernas. Nunca había visto a Manjiro Sano ni a Sanzu Haruchiyo en persona.

– No te pongas nerviosa, dulzura, es hora del show.—
Rindou le ayudó a subir el cierre de su vestido y le besó el hombro.

La música le retumbaba los oídos por cada piso que subían.
¡Ding!
Ambas puertas del ascensor se abrieron en el último piso y Rindou le ofreció el brazo a (...) para que no caminara sola.
Todo un caballero de sangre fría.
Por otra parte, Ran saludaba a los invitados de manera informal mientras iban adentrándose en la fiesta de celebración.

— ¡Hajime! ¿Aún no ha llegado Mikey? —
Ran le dió un apretón de manos y un corto abrazo al director de finanzas de Bonten, Kokonoi Hajime.

— Aún no, Haruchiyo fue por él. —
Respondió aburrido.
Sus ojos afilados se posaron en el cuerpo de la chica, sin entender exactamente quién era. Pero no le dio mayor importancia en ese entonces.

— Me informan que acaban de entrar por el estacionamiento. —
Kakuchou, un ejecutivo de la organización, interrumpió.

— Por aquí. —
Rindou le susurró al oído para que mantuviera el paso.
Ella no debía olvidar que está para trabajar y obedecer, no para hacer vida social.
La guió hasta el final del pasillo, donde se encontraban algunas habitaciones apartadas. Fue allí que le entregó una copia de las llaves de la habitación 2.
— Ponte cómoda y espera a Haruchiyo. Ah, a él le gusta el whisky con tres cubos de hielo. Buena suerte. —
Como última cortesía, el abrió la puerta antes de retirarse y perderse entre la multitud como un alma en pena.

Con el cierre de la puerta, ella escucho un pestillo. Como si fuese al vacío.
El sonido de la habitación era totalmente aislado, ya tenía los tímpanos reventados por culpa de la música pero aqui dentro era todo lo contrario.
Aprovechó de revisar cada rincón de la habitación con descaro.
No se veían cámaras de seguridad.
Había un amplio sillón de charol rojo, la plataforma individual donde ella planeaba presentar su espectáculo y algunas copas junto a una lujosa variedad de licor.
Conectó su teléfono al parlante de música y colocó a propio gusto su playlist.
Luego, fue por el primer trago, de lo contrario no podría sacar a relucir su personalidad.
En un vaso sirvió una medida de whisky, bebiendolo a temperatura ambiente y con rapidez.

— Ugh, que asco. . . —
Susurró para si misma. Sintió el azote mareante en cuestión de segundos.

— ¿Con eso será suficiente? —
Sanzu llevaba tan solo un minuto observándola.
Nunca la había visto antes y debía admitir que le parecía atractiva.
Ese vestido lila combinaba perfecto con su propio uniforme de trabajo, sólo que las gotas de sangre no eran parte del outfit.