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Irene

Cuando entro en casa, dejo las llaves en el mueble y me quito el abrigo para dejarlo en el perchero.

El sonido de mis tacones retumba por el salón comedor. Joder que sensación más rara de soledad.

Pero enseguida escucho algo en la cocina y voy hacia allá.
Me asomo por el marco de la puerta y veo que es Marisa.

—¿Con que de cotilla no?— escucho la voz de João en mi nuca y pego un salto del susto.

—¡Eres tonto! Casi me da un infarto.— le digo y me quito los tacones rápidamente.

—Eres una exagerada, te asustas por todo.

—Y tú un pelo palmera, córtatelo que parece que surfea por si solo.— le respondo con un tono de broma.

Él abre la boca ofendido y viene hacia mi corriendo.

Yo grito y salgo corriendo para que no me pille.

Pero claramente, su nivel de gimnasio no es el mismo que el mío.

Me coge de la cintura y me tira en el sofá.
Empieza con las cosquillas y no puedo evitar reírme.

—¡Retíralo! Estoy muy guapo con el pelo así— exige y yo niego con la cabeza.

Me sigo riendo más.

—¡Para, para! Es que.., es muy.., raro el flequ...— no me deja terminar porque vuelve con las cosquillas.

Por un momento me olvido de todo lo que nos rodea y de que este chaval de aquí me tiene loca por los líos en los que se mete.

Mi única preocupación es disfrutar del momento con él.

—¡Vale, vale! Estás muy guapo, pero para ya.— le digo mientras me río y al final acaba cediendo.

—Sabía que era guapo.— le pone una cara de seducción al espejo que hay en el salón.

Yo me quedo tumbada recuperando las fuerzas.

João se tumba encima para joderme.

—Eres un gordo.— le digo con pocas fuerzas.

—¿Quieres más cosquillas?

—Nononono, no he dicho nada.— le digo con una sonrisa inocente.

Vuelve a poner su cabeza en mi cuello y yo le acaricio el pelo. La verdad es que últimamente João y yo no hemos estado durmiendo mucho.
Cuando estás enfadado o en tensión, tu cuerpo no descansa bien.

Y no sé cómo acabamos los dos abrazados en el sofá y dormidos. Todo un logro para el destino la verdad.

Pero la sensación era maravillosa. Indescriptible.

João

Me despierto del sueño que acabo de tener y cuando abro los ojos me doy cuenta de que sigo tumbado encima de Irene.

Por eso he dormido tan bien.

Me levanto con cuidado para no despertarla y le pongo una manta por encima para que no tenga frío.

Yo mientras, voy hacia el baño y me doy una ducha rápida para despejarme. Nunca suelo dormir siestas, no sé que me ha pasado hoy.

Irene

Me despierto y veo que sigo en el sofá, menos mal que es cómodo.
Pero en vez de tener a un gordo encima, tengo una manta suave.

Me levanto y voy hacia mi bolso. Y cuando lo enciendo casi se me salen los ojos.
Tengo más de 15 llamadas perdidas de Bea.

Rápidamente la llamo.

—¡¿Dónde te has metido corazón!?— me pregunta con preocupación.

—Aaam, no nada, estaba durmiendo, lo siento.— le explico medio dormida.

—No te preocupes, solo te llamaba para que te dieses prisa, en media hora salimos.— me dice.

Yo abro los ojos como platos.

—¡Es verdad! Enseguida voy, lo siento.

—¡Tranquila..!, te esperamos en mi casa, y ponte algo cómodo.

—Mil gracias, ¡ciao!— le digo y colgamos a la vez.

Subo las escaleras corriendo y me meto en el baño para darme una ducha rápida.

Cuando salgo voy rápidamente hacia el vestidor para ver lo que me pongo.

Al final me decanto por una falda color marrón claro con puntitos, un jersey calentito oscuro y unas botas altas negras

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Al final me decanto por una falda color marrón claro con puntitos, un jersey calentito oscuro y unas botas altas negras.

(...)

Paro el coche enfrente de la Cuidad deportiva del Atleti, miro a João y él guarda su móvil, con el que estaba escribiendo.

Me mira y sonríe.

—Nos vemos pitufa.— me saluda y se despide con un beso en la sien.

—Cuídate pelo alcachofa.— me río yo sola.

Veo como entra por la reja, previamente abierta por el segurata, y se despide con la mano una vez dentro.

Cuando veo que se pone a charlar con Antoine y Carrasco, decido que es hora de irme.

Arranco el coche y me dirijo hacia la casa de Bea. Donde ya me esperan todas las chicas.

(...)

—Pero mira esta preciosidad.— dice Padd mientras me enseña un vestido largo de volantes azul oscuro.

—Virgencita de los abdominales, ¿esta maravilla?— pregunto tocando la tela fascinada.

—Tía cómpratelo— le dice Erika.

—Sí por favor Paddy, cómpratelo, te va a quedar increíble— digo yo.

Ella asiente contenta y lo deja dentro de la cesta para seguir mirando.

(...)

—Mira Irene vamos a entrar en Victoria' s Secret— me dice Pad con cara pillina.

Yo tuerzo los ojos pero las acompaño.

Entramos y veo como Paddy se dirije hacia la sección de "conjuntos de encaje".

Genial. Espero que se note el sarcasmo.

Entonces es cuando coge uno rojo intenso fascinada y me lo enseña.

—¡Tía cómpratelo!— me dice pegando sus típicos saltitos.

—¿¡Qué!? No me voy a comprar eso Pad— le respondo mientras miro hacia otro lado.

—¡¿Por qué no?! Te quedaría genial— insiste.

—¿Para qué quiero eso si no lo voy a usar?

—¿Cómo que no? En algún momento João caerá en tus encantos.

Yo la miro con los ojos abiertos y luego la pego en el brazo.

—No digas cosas que nunca pasarán.— le digo.

—Como quieras— dice mientras se va a la caja a no sé que.

Yo me quedo mirando colonia junto con Bea pero me asusto cuando Paddy grita que nos vayamos ya para el coche.

Nosotras obedecemos y yo busco las llaves de mi coche en el bolso.
Cuando las encuentro. Las uso para abrir el este y así poder irnos.

Desde un inicio [João Félix]Where stories live. Discover now