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MingRui y ShuYang compartían habitación.

Los primos de ShuYang ya no vivían en esa casa, pero sus habitaciones seguían allí, donde podían recibir a sus visitas.

El chico mudo se dirigió al dormitorio sin decir nada, la señora Ren le hizo una seña a MingRui para que él lo acompañara.

Encontró a ShuYang ya metido en la cama. Notó los temblores de su cuerpo, a causa del llanto debajo de las sábanas.

—ShuYang... —MingRui cerró la puerta para acercarse, notando al chico esconderse bajo las sábanas—. No, no.

MingRui se sentó en el borde de la cama, pasando su mano sobre el cuerpo tapado, haciendo círculos sobre su espalda para calmarlo.

—Mira, ShuYang. No sé que pasa—dijo—. Creo que estás mal por el tema del médico, pero no importa, en serio. Estoy contigo, todo va a estar bien.

ShuYang asomó el rostro fuera de las sábanas. Se tomó su tiempo para sentarse, limpiando sus lágrimas, mirando a MingRui con ojos rojizos.

—¿Quieres decirme algo? —preguntó. El chico asintió y señaló sobre la cajonera, donde descansaba su cuaderno y su lapicera.

MingRui se los alcanzó y esperó a que el chico escribiera.

Nunca te dije porqué no puedo hablar.

—¿Quieres contarme?

ShuYang pensó en responder o no, pero en cambio escribió de nuevo en su cuaderno.

¿Por qué crees que no puedo hablar?

—Siempre pensé que era por tus cuerdas vocales—dijo.

ShuYang negó, volvió a escribir.

Mi cerebro no está conectado con mi parte del lenguaje. No puedo hacer sonidos

MingRui leyó varias veces. No respondió y ShuYang volvió a escribir.

Escuché que mamá te diría. Prefiero decírtelo yo.

MingRui vió las lágrimas en los ojos de ShuYang. Se apresuró en abrazarlo, apretándolo con ganas pero sin mucha fuerza.

—No sé porqué estás triste por eso. Espero que no pienses que eso va a afectar nuestra amistad o algo, ShuYang. Te quiero igual. Estaré a tu lado igual. Igual que lo he hecho todo este tiempo.

ShuYang se dejó abrazar unos segundos, antes de dar unas palmadas en el pecho de MingRui para que este se separara.

Alzando su mano, ShuYang alzó el dedo meñique, para luego extender el índice y el pulgar, en una seña.

MingRui negó, no recordaba que ShuYang haya hecho ese gesto antes.

—No sé lo que significa.

ShuYang sólo volvió a asentir, con una ligera sonrisa.

Lo sé.

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