Ojos como zafiros

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Me reencontré con el resto de los circenses a quienes no dude en abrazar pues tambien les habia extrañado.

—debes estar hambrienta —menciono mi suegro— prepare la comida, asi que todos a la cocina —ordeno sin mas.

Todo lo que resto del día la pase de maravilla, riendo y jugando con los demas. Por supuesto, el rubio no se despego de mi en ningún momento, me pareció adorable.

—¿qué pasa?, no dejas de mirarme —le pregunte al notar su mirada tan fija en mi.

—solo te estoy vigilando —respondió con seriedad.

—¿ah?, ¿vigilarme?, ¿por qué?.

—¿qué no es obvio?.

Negué un par de veces con la cabeza.

—no quiero que te pase nada, por eso te vigilo.

De inmediato me sonroje. Quizás ya sabia que diría eso, pero queria escucharlo decirlo de sus propios labios.

—quieres decir que me estas cuidando, eso es realmente lindo de tu parte.

—no lo digas de esa manera —se sonrojo igual.

—¡dejen de coquetearse frente a nosotros! —chillo Aoi, celosa de ambos.

El día llego a su fin. Asi mismo, termine por acudir a la habitacion de mi amado nuevamente, parecía hacerse costumbre ya, el hecho de dormir juntos, detalle que no me molestaba en lo absoluto, sino al contrario, eran momentos que atesoraba.

—te prestare una de mis pijamas —expreso el rubio mientras buscaba estas mismas en su armario.

Acabe con unos short color rosa y corazones rojos, acompañado de una playera blanca de manga corta con un estampado que decia "I love me", muy típico de el sin duda, lo feliz que me hacia usar su ropa con olor a sol.

—se te ve bien, mira.

Me puso frente a su espejo de cuerpo completo. Pude verme finalmente, mi piel ya no era extremadamente pálida, bajo mis ojos ya no habian ojeras y esa apariencia de muerto de habia esfumado, al igual que los síntomas, pues desde que llegue, la tos no ha aparecido, el dolor de cabeza ni sus luces, los mareos no existían y el dolor en el pecho era apenas perceptible, la garganta ya no me molestaba, realmente me veia y me sentía bien.

—¿qué opinas?.

—tienes razon, me veo bien —dije a pesar que me haya fijado en todo menos en como se me veia la pijama.

Nos sentamos sobre la cama, simplemente conversando, mas no podía dejar de observarle, pues mirar esos ojos tan azules como el cielo, su piel tan blanca, su cabello que se veia tan brillante y sedoso acompañado de esas pestañas largas y rubias que podían llamar la atención de cualquiera, sus labios de un tono carmín tan jugosos, su figura tan esbelta y su apariencia femenina que cualquiera que no le conociera podria fácilmente confundirlo con una chica y su voz que apenas podia ayudar a distinguir su genero.

Tan atractivo que no importaba que expresion tuviera en su rosto, el tono de su voz, su carácter o su genero. No dejaba de ser atractivo a la vista de los demas, era el chico mas lindo que había conocido jamás.

—ahora eres tu la que me mira demasiado sabes —se quejo regresándome a la realidad.

—no puedo evitarlo, tengo un novio muy atractivo, ¿sabes?.

Aquel comentario le hizo sonrojar cual tomate. Mirar aquellas mejillas de un carmín mas intenso que el de sus labios y su semblante enfadado para ocultar su vergüenza acompañado del brillo en sus ojos color zafiro me hacían enamorarme de nuevo, como si fuera la primera vez. Era todo un deleite visual del cual tenía la fortuna de gozar.

Fue entonces que me di cuenta, que cuando estoy con Popee, realmente me siento en casa, a pesar de todo, cuando estoy con el siento una paz y tranquilidad inmensurables. ¿Sera acaso que es mi llama gemela?.

—por supuesto que lo soy, soy el chico mas lindo del mundo, incluso afrodita esta celosa de mi.

Solté una carcajada ante ese comentario. Totalmente adorable.

—¡hey!, no te burl-

Me disculparía despues por no dejarle terminar, pero ya no podia seguir conteniéndome mas y le bese, sin permiso ni aviso, choque mis labios con los suyos haciéndole guardar silencio a la fuerza.

—lo lamento, no te deje terminar —pedi disculpas despues de separarme.

Permaneció en silencio, sin decir una sola palabra pero tambien sin dejar de mirarme fijamente y en un momento dado desvió su mirada hacia mis labios, yo hice lo mismo.

Nuevamente volvimos a juntar nuestras bocas en un suave y dulce beso. Me tomo de la cintura con la intención de acercar mi cuerpo al suyo, cedi, por supuesto no me quede atrás y rodé su cuello con mis brazos apegándome mas a él. Nuestros labios se separaban y volvían a unirse al instante, deseosos de tener al otro.

Suavemente nos fuimos recostando sobre la cama, rotando en esta misma, termine por quedar sobre de el. Corte el beso para poder observarle un poco, recostado sobre la cama, debajo de mi y a mi merced, con sus mejillas aun sonrojadas y sus ojos brillando cual diamantes, una vista espectacular.

—te amo —declare en un susurro.

—y yo a ti —continuo.

No esperaba que me respondiera, en serio me tomaron por sorpresa sus palabras, pero me hicieron tan feliz que no pude ocultar la sonrisa en mi rostro.

Me fui agachando hasta poder besarle de nuevo. Dimos varias vueltas por la cama, asi como fueron entregados tantos besos, no solo en los labios, besamos cada parte de nuestros rostros, mejillas, barbilla, frente, nariz, etc., inclusive, en un momento dado, Popee bajo hasta mi cuello para besarlo tambien.

Asi continuamos un rato mas hasta que ambos caímos en los brazos de Morfeo. La mejor noche despues de un largo tiempo.

A la mañana siguiente, cuando apenas salían los primeros rayos del sol, yo ya estaba más que despierta, sin embargo, me quedé un momento recostada, simplemente observando al chico rubio quien dormía tan cómoda y profundamente, tan hermoso, era como ver a la misma afrodita en persona.

Había algo que debía hacer y no podía seguir posponiéndolo más. Me levanté cuidadosamente, tratando de no despertarle. Salí de la carpa y me dirigí a la cocina en donde me puse a buscar una hoja y un bolígrafo, costo un poco pero logre encontrarlos y entonces, me puse a redactar una carta para Popee.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now