Dulce de fresa

1.6K 165 326
                                    

Entre a aquella carpa tan colorida y llena de destellos rosados por todas partes. Me sentí nerviosa, mi mente daba tantas vueltas al asunto imaginando miles de posibles situaciones en las que me  podría ver envuelta con aquel rubio que
de inmediato comencé a mirar por todas partes en busca de aquel futon que utilice la vez anterior para tratar de tranquilizarme.

—¿dónde tienes el futon? —pregunte con un toque de desesperación.

Popee desvío la mirada un tanto inquieto y respondió:

—esta vez dormirás conmigo.

Me sonroje cuál tómate. Aquel comentario solo hizo que me aturdiera más, estresandome al divagar sobre muchas otras situaciones comprometedoras.

—¿por qué? —pregunte a tartamudeos tratando de asimilar lo anteriormente dicho.

—¿no quieres?.

—no es eso —me apresure a decir—, es solo que me sorprendió, es todo.

Ambos nos sentamos sobre la cama un tanto incómodos y llenos de timidez. Permanecimos en silencio unos instantes, ninguno sabía cómo iniciara una conversación.

—¿y qué hacemos ahora? —me atreví a preguntar.

—¡no lo sé!, ¿qué se supone que se hace en estás situaciones? —expreso desesperado.

—¿te refieres a las pijamadas?.

—no idiota, me refiero a las citas.

Volví a perder la compostura, ¿una cita?, ¿cómo que una cita?. No comprendía absolutamente nada. —“¿qué está pasando?”—. Mi cabeza no era capaz de procesar tanto avance en tan poco tiempo.

—¿una cita romántica? —pregunte confundida.

—supongo que si.

No sabía que decir ni mucho menos que hacer, mi mente había quedado en blanco y mi cerebro se seco.

—vamos a pintarnos las uñas —decreto y automáticamente se hizo su voluntad.

Ambos sentados sobre la cama, con una mano sostenía el esmalte de uñas, mientras que mi otra mano la sostenía aquel chico quien barnizaba mis uñas de un rojo intenso, tan concentrado y cauteloso con cada detalle.
No hacía más que mirarle con atención, estaba tan concentrado que no notaba mi mirada hacia el. —“es tan lindo”—. Por mi cabeza llegaban ciertas preguntas con frecuencia, ¿qué pensará sobre mi?, ¿qué sentirá realmente por mi?.

—termine —habló, regresandome a la realidad—, ahora tu otra mano —demando.

—tambien te gusta el color rojo, ¿verdad?.

—es mi segundo color favorito —respondió con sinceridad.

Permanecí en silencio mientras pintaba las uñas de mi otra mano con tanta dedicación, preguntándome si mi suegro le había metido la idea de la cita a mi enamorado. Aún así, estaba claro que el no tenía muchas ideas ni referencias respecto a las citas.

—oye Popee, ¿irías al pueblo conmigo?.

Aquel chico se sorprendió, petrificandose al instante.

—¿por qué quieres ir al pueblo? —pregunto.

—sabes, una cita es una salida con la persona que te interesa de manera romántica en donde puedan hacer alguna actividad juntos —explique.

—¿no es esto una cita? —cuestionaba.

—no exactamente, es más bien una pijamada.

—me equivoqué entonces.

Aquel comentario me hirió un poco al pensar de inmediato que se refería a la idea de la cita como tal.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon