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Cargó su arma cuando escuchó que "la cosa" estaba en movimiento, se encontraba preparada para disparar en cualquier momento a pesar de tener balas limitadas.
El sonido de unas trompetas puso en alerta a todos los jugadores menos a dos, uno de estos prefería mirar a la criminóloga que se movía con confianza por el piso inferior al que él estaba.
Se le hacía interesante verla en acción.
Kaori se mantuvo atenta a cualquier sonido, manteniendo su respiración constante mientras se concentraba en su alrededor.
El ruido del ascensor llamó su atención, un sonido de grandes y huecas pisadas llego hasta sus oídos.
Botas militares.
Lo supo de inmediato y si era así, estaban ante un militar entrenado.
Con cautela se desplazó hasta las escaleras tratando de no hacer ni el menor ruido, subió lentamente, pero sin llegar al séptimo piso, siendo el sonido de múltiples disparos la razón por la sé que se detuvo.
Las pisadas se hicieron más cercanas y rápidamente las balas volvieron a hacerse presente, esta vez con gritos incluidos.
Kaori esperó el momento idóneo para volver a bajar, fiándose que su oído no le jugara una mala pasada justo en ese momento. Se escondió dejando parte de su cabeza fuera para ver como "la cosa" bajaba por las escaleras.
Inmediatamente se percató del arma que llevaba en su poder: MAC–10 un modelo que podía disparar 32 balas en un tiempo de 1.5 segundos.
Era una joya que quería para sí misma.
Lo analizó en segundos percatándose de algunas cosas a parte del arma a su disposición: aproximadamente media 1.90, era diestro y tenía una peculiar mascara de caballo cubriendo su rostro.
Lo perdió de vista en segundos por lo que salió por completo, quedando nuevamente en el pasillo del piso 6. Miró hacia arriba y notó como Chishiya la saludaba, Kaori seguía preguntándose como es que se mantenía tan tranquilo.
Elevó su mano y la meció suavemente, solo a ese chico se le ocurría saludar en un momento así.
Retomó su camino escuchando más disparos y gritos desesperados, estos parecían escucharse cada vez más lejanos.
Lo mas probable es que los jugadores siguieran bajando, en un estado de pánico es lo primero que piensas.
Dio vuelta al edificio en L quedando con vista directa a donde se movía "la cosa", se arrodilló en el piso quedando parte de su cuerpo cubierto por la baranda, solo su rostro se podía ver y por ende le daría tiempo de esconderse si el mercenario la veía.
