Nocturne in c sharp minor

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—Te espero a la salida.

Eijiro pensó en su collar el resto del día. ¿Cómo no hacerlo? Estaba intrigado, pocas cosas despertaban en él un chispazo de curiosidad tan vigorizante, y el hecho de no saber el trasfondo no hacía más que aumentar su intriga. Porque si bien acababa de conocer a Bakugo, dudaba que fuera el tipo de persona que utilizaba cosas sólo por una cuestión estética. No, ese collar...Esa flor, significaba algo. ¿Por qué no sólo le preguntaba directamente?

—No seas estúpido.

—¿Dijiste algo?—¿Había hablado en voz alta? Perfecto, simplemente perfecto.

—No, Mina, no importa.

Ella encogió sus hombros, eligiendo creerle. Podría haberle hecho un exhaustivo interrogatorio con tal de arrancarle la verdad con sus propias manos, pero tenía planes con algunas compañeras para salir y conocerse mejor; así que el chisme tendría que esperar.

—¡Nos vemos mañana, Kirishima!—saludó con su voz alegre y chillona, mientras sacudía su mano y corría hacia atrás para alcanzar a sus compañeras.

—¡Que la pases bien!

Ya estaba con su grupo cuando volteó para responderle con un "gracias" y vio que, para su sorpresa, su amigo no se dirigía a casa solo. Iba junto a Bakugo. Su cabeza trabajaba como una fábrica a toda máquina formulando preguntas y suposiciones que se cortaban y entremezclaban, hasta que llegó a una idea clara: la teoría de que los opuestos se atraían era totalmente cierta, bastaba con ver a su amigo hablando y riendo nerviosamente, con una mano rascando su propia nuca mientras Katsuki lo escuchaba en silencio y su semblante inexpresivo.

La casa de Katsuki estaba llena de fotos de él y su familia. Saltaba a la vista que su madre era quien mandaba y quien le había heredado a Katsuki su personalidad, y su padre...Bueno, el cabello era idéntico, pero Kirishima no pudo identificar ninguna otra similitud entre ambos. Se veía como alguien tranquilo y amable.

—¿Viniste a que te ayudara o a visitar el museo familiar?

—Lo siento.

Las horas pasaron con gran velocidad para Eijiro, quien se esforzaba por mantener la atención (y la mirada) puesta en el cuaderno con la explicación sobre derivadas y no sobre el condenado collar. Sabía que era una locura, pero parecía que el mismo le sonreía con burla. <<Vamos, Ei, pregúntale. ¡Estará encantado de saber que no has hecho más que mirar su pecho desde que llegaste!>>

El estruendo de unos libros golpeando la mesa lo hizo salir de sus pensamientos y observar al dueño de la casa. Estaba molesto, no, la palabra era furioso. Kirishima pasó saliva, incapaz de formular una pregunta, o siquiera una excusa vaga.

—Si quieres perder el tiempo, es tu problema. Pero yo aprecio el mío. Así que, o quitas esa estúpida cara y me prestas atención, o te vas a tu casa, ¿entendido?

—Lo siento, sólo estaba...pensando algo. Lo siento.

—Deja de disculparte y presta atención. Es todo, sigamos.

Esa vez, por el bien de su propia vida, el pelirrojo puso todo el foco en la ayuda que le estaba siendo brindada. Ambos se alegraron al notar que después de varios intentos, podía realizar los ejercicios sin errores, pero él fue el único que lo demostró.

—¡Muchas gracias, Bakugo! No sé qué habría hecho sin tu ayuda.

—Habríamos tardado menos si hubieras prestado atención desde un principio, pero como sea.

—Lo siento, de nuevo...

—Creí haberte dicho que dejaras de disculparte.

—Lo...Sí, tienes razón. No volveré a hacerlo, perdón, ¡agh!—llevó ambas manos a sus sienes, en señal de frustración, pero las apartó al oír una risa muy peculiar. Y dado que sólo había una persona más con él, y que no estaba tan loco como para crear a otra con su imaginación, supo que quien reía era nada más ni nada menos que Bakugo. Podía parecer una tontería, pero, maldición, era como haber abierto una caja fuerte llena de tesoros con la primera combinación; es decir, una tarea imposible. ¿Cuáles eran las posibilidades de que eso ocurriera? Las mismas que hacer reír al chico guapo y poco amigable el primer día, al parecer.

Nocturne in c sharp minorWhere stories live. Discover now