Capítulo 24 Lucas

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—Morirá muy pronto, ¿de que te servirá una estrella muerta contra la inmensa oscuridad que tiene ese Ente?

—Me aseguraré de mantenerlo con vida...

—¿Y cómo piensas hacer eso? Su muerte está predicha, no puedes alargar más su vida, es imposible.

Aldair apretó sus puños y enfocó su vista en el lazo blanco que se distinguía del resto al igual que el de Jackson.

—Hay muchas formas de burlar a la muerte...

Ernesto posó su vista en dirección a la enorme esfera.

—Libérame, y prometo ayudarte en lo que sea que estés planeando.

Aldair tomó el reloj de su bolsillo tentado por las palabras del chico, pero conocía lo despiadado que podía ser ese ser, por lo que solo usó el reloj para obligarlo a estar de nuevo a su prisión.
            Tenía que acelerar un poco las cosas, solo era cuestión de tiempo para que la oscuridad hiciera su movimiento.

**********

Darío estacionó el auto afuera del hospital, a su lado estaban Alfred, Jade y Ester. Los cuatro chicos estaban por entrar al segundo lugar más vigilado de toda la ciudad.

—¿Tienes la sangre? —preguntó el mayor de los Omne.

—No fue nada sencillo convencer a Freddie, pero si, aquí está —respondió Darío dándole un frasco con unas cuantas gotas de sangre.

Alfred la abrió y mojó si dedo en ella, dibujo unos símbolos en su frente; susurró un hechizo en una lengua extraña y espero.

Segundos más tarde todo su cuerpo comenzó a doler, sus huesos crujieron, y varios gemidos de dolor se escucharon, mientras su cuerpo y rostro cambiaban.

Su aspecto cambió, ahora era idéntico a su compañero de preparatoria, solo hacían falta unas gafas.

—Esto es asombroso —exclamó Jade al ver el enorme cambio de Alfred.

—Si, pero no durará mucho tiempo, así que hay que darnos prisa...

Los cuatro chicos bajaron del auto y entraron al enorme hospital.

Dentro había un enorme cantidad de policías, no había personas en la sala de espera, todos los familiares se encontraban peleando con los doctores de la recepción.

No había espacio para más pacientes, el rumor del milagro del hospital había causado que muchos de los enfermeros de los otros hospitales de la zona quisieran ser atendidos ahí. Cosa que colapsó el ya de por sí frágil sistema del hospital.

Darío los guío en medio de aquel desastre. Salieron de la multitud rumbo al piso de cuidados intensivos. Ahí verían al padre de Lucas, él era el único que les podría decir a dónde se habían llevado a su amigo.

Sin embargo, en cuanto cruzaron la puerta fueron detenidos por un par de policías, quienes no se miraban con intención de dejarlos pasar.

—¿Qué hacen ustedes aquí?, este piso esta custodiado por el departamento de policía.

—Venimos a ver a alguien, el doctor nos indicó que podíamos pasar.

—¿Y qué doctor les dijo eso?, no hay pacientes en este piso —inquirió el otro policía.

Darío estaba a punto de contestar, pero Alfred se adelantó, levantó sus manos y dijo:

Profunda dormo


En seguida ambos policías cayeron al piso inconscientes.

—¡Ay no! ¡Se murieron! —exclamó Jade horrorizada.

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