Feliz Navidad (Parte 2)

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― ¡Cena de noche buena lista! ― dijo Demian sonriendo mientras era seguido por su perro gruñón que me observaba con desdén, el si podía notarme porque no era un animal real.

―Había comida china... La compraste esta mañana

― ¿Sí? Aaah... si, pero la comemos al desayunar ― dijo encontrando una solución ― traje pollo asado, patatas, gaseosa, galletitas, no eran necesarias, pero eran lindas, también compre un pastel muy lindo y...

― ¿Hiciste todo eso solo? Debiste decirme que te acompañe.

―No te preocupes me encontré con... bueno no recuerdo su nombre, pero el veterinario, ese rubio, siempre me lo encuentro ¿será el destino? ― preguntó.

―No... el destino no pondría a alguien tan sucio como el en tu camino ― dije molesto, no quería que se acercara a Kei, no quería que ese sucio demonio pusiera sus asquerosas garras sobre Demian.

―Es una buena persona ― siguió defendiéndolo, me ha dado muchos consejos.

―Consejos basura... ― respondí enojado y cruzándome de brazos.

―Aun así... mira, mira – cambio el tema enseguida – compré sombreros de santa Claus, me encantan estas cosas, con mi abuelo siempre los usábamos en navidad, a todo esto, tengo que llamarlo ¿Cómo la estará pasando? Decía que jugaban al bingo y otras cosas, debe ser divertido vivir con tanta gente.

―Pues habla con el ― respondí enojado.

―Y lo hare, es mi abuelo y tengo que desearle una feliz navidad.

Me volteé algo celoso mientras me recostaba en el sofá y comenzaba a observar el candelabro de araña que colgaba de aquel alto techo, Demian siempre prefería a los demás antes que, a mí, él me había traído a este lugar y aun así siempre hablaba alegre de los demás ¿no podía hablar simplemente bien de mí?

Sin embargo, lo que más me ponía furioso era que hable de esa manera tan confiable con aquel demonio. En el fondo sabía por qué... porque ellos son expertos engatusando a los humanos ¿y los ángeles? La verdad es que no servimos de mucho, no los podemos proteger... solo podemos hacer que cosas bellas pasen en sus vidas, los milagros son limitados, no podemos intervenir con el flujo de sus vidas o regalarles el camino más fácil para cumplir sus sueños.

Viéndolo de esa manera no éramos nada... ¿Cómo podría competir alguien como yo con un demonio? No soy muy bueno en nada, tengo un pésimo sentido del humor, no estoy seguro de cuando esas ganas de hacer sufrir a los demás aparecen, no se usar las palabras para conquistar a alguien, no tengo temas de conversación, no tengo experiencia en nada, suelo ser con frecuencia un completo cretino y cuando siento que las cosas están yendo bien entonces abro la boca para herir a los que sonríen... y el demonio sin embargo parece bastante bueno, al menos tenía buena apariencia, eso les importaba mucho a los humanos, sin embargo me enamore del humano menos superficial que ha pisado el mundo.

― ¡Adivina cual es el tuyo! ― volvió alegre Demian mientras bajaba con algunos regalos y los ordenaba bajo el gran árbol al igual que los míos ― Claro que nunca podrás hacerlo.

―Es el con papel violeta ― dije mirándolo serio.

― ¡N...No! Claro que no ― dijo con un rostro gracioso que no sabía como describir.

―Claro que no... porque es imposible que sea el paquete que tiene una nota ''No es para Seth''

―Exacto es imposible porque ahí dice que no es para ti, eso significa que puede ser para cualquiera menos para Seth.

―Lindo detalle el de ponerle el mismo color de mis ojos al papel ― le sonreí.

― ¿Sí? Gracias, pensé que sería algo más personalizado y... ¡me engañaste! Ese definitivamente no es para ti –- dijo jugando mientras veíamos que el reloj avanzaba hasta el número nueve, era hora de poner la mesa y comenzar a cenar.

Recuperando mis alasOnde histórias criam vida. Descubra agora