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—Ugh... Ven aquí, maldita sea– Comentó la pelimorada para proceder a abrazarlo ligeramente en un intento por tranquilizarlo y que dejara salir todo.

•••

Las horas transcurrieron y parecía ser que Zim no tenía planeado abandonar su habitación, pues su miedo era tal que ni siquiera había salido a desayunar... Bueno, no exactamente; Gir le llevó un tazón con cereal hace unos minutos. Así que el hambre no le sería un gran problema por ahora. 

Estaba abrazándose ambas piernas mientras continuaba meciéndose sobre su cama,  verdaderamente parecía asustado. De repente fugaces recuerdos comenzaron a rondar por su mente, algunos de ellos mayormente eran sobre las veces que la pelimorada le había hecho la vida imposible.

Varios de sus acostumbrados insultos comenzaban a resonar en los alrededores de su mente, cada uno sólo más horrible y doloroso que el otro. El castaño colocó sus manos sobre su cabeza intentando ignorarlos completamente. Idiota, bueno para nada, imbécil... RETRASADO.

Ese último era en el que más se repetía, pues por muchos años fue el "favorito" de Tak para referirse cruelmente a él. Y por lógica era el que Zim más detestaba, odiaba y aún odia cuando la adolescente lo llama así, sinceramente el ojiazul ahora es perfectamente consciente de que nada de eso es verdad... Pero eso no le impide sentirse terriblemente mal cuando la pelimorada menciona esa palabra.

"No es verdad", se repetía mentalmente, "no es verdad, no es verdad"; inmediatamente se había formado una gran batalla en su cerebro. Por un lado estaba su consciencia intentándole convencer que ninguno de esos insultos lo describía... Pero por otro estaba esa parte de él que aún lo creía. Que sabía perfectamente que fue, es y siempre será un maldito retrasado.

—No es verdad...– Comenzó a murmurar —No es verdad, no es verdad... ¡NO ES VERDAD!– Finalmente exclamó, llamando la atención del pequeño que se encontraba afuera.

—¡Hermanito!– Exclamó igualmente Gir, un tanto preocupado por lo que podía estar pasando adentro —¿Estás bien?, ¿necesitas que entre?– Preguntó para proceder a entreabrir ligeramente la puerta... Dejando ver como el mayor parecía estar atravesando por otro de sus ataques de pánico e ira.

Pues se encontraba rasgando con fuerzas uno de sus antebrazos, cosa que asustó aún más al menor. Sin tener una mejor idea inmediatamente decidió actuar, se le acercó al contrario cuanto pudo y rápidamente se apresuró en abrazarlo fuertemente para evitar que tanto él como Gir no se hicieran más daño.

—... Tranquilo, estoy aquí– Susurró el pequeño estando lo suficientemente cerca del mayor —Nadie más te hará daño de nuevo... Te lo prometo– El mayor sólo pudo romper en un amargo llanto mientras de igual modo correspondía con fuerzas al tierno abrazo.

•••

El cielo de la mañana comenzaba a decaer lentamente, la tarde había llegado y con ella el momento en el que Dib tendría su tan esperada cita con el ojiazul. Se encontraba de camino al hogar de este último mientras intentaba conservar el buen humor con el que despertó esa mañana. 

Una vez llegó al lugar llamó a la puerta, siendo eventualmente atendido por el padre de este; quien inmediatamente pareció notar a lo que el pelinegro venía al percatarse de su buen humor.

—... ¡Mary!– Saludó Gir en cuanto lo vio entrar por la puerta —Mi hermanito está por aquí– Indicó mientras guiaba al de camiseta amarilla a la planta alta de la casa. Sinceramente Dib ya se esperaba que Zim estuviese en su habitación.

Curiosamente, este se encontraba recién saliendo de su habitación, pues le pareció buena idea el ir a ver de quien se trataba en cuanto escuchó que la puerta principal fue abierta por su padre.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora