El deseo

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Jin Ling debía ser el ganador del Oscar a mejor actor del año. No importaba que tan bien Xiao Zhan hubiera desempeñado su papel en su película con Jackie Chan, ¿era capaz de mantener la calma en una situación como la que él estaba enfrentando? Lo dudaba mucho.

—...y en la casa de XinXin ya pusieron un gran árbol navideño, ¡incluso tienen un santa que toca el saxofón y se mueve! Su mamá nos mostró fotos antier.

—¿En serio?

Preguntó mientras tomaba una servilleta, dispuesto a limpiar el jarabe de maple que manchaba la boca y mejillas de la niña. Pero cuando estaba por acercar su mano a su rostro se detuvo. Simplemente le extendió el papel frente a ella.

—Toma, límpiate.

Esta la sostuvo entre sus manos, lentamente limpiando su boca mirandole con confusión. Sin embargo no pasó mucho tiempo en que la niña volviera a sonreír, solo que su sonrisa no era tan brillante como la de antes.

—Bába, A-Die, ¿podemos comprar un santa así?—retomó la conversación, mirando a sus padres con grandes ojos suplicantes.—No tenemos uno, y sería muy divertido.—rogó incluso juntando sus manos frente a ella.

—Bueno, has sido muy buena este año así que supongo que podemos comprarlo. Será el Santa que más te guste.—respondió Sizhui mientras acariciaba la coronilla de su hija, claramente esos ojos de cachorro eran su punto débil.—Ahora sigue comiendo para que podamos ir a comprarlo más rápido.

—Gracias bába. Buscaré al mejor santa de todos.

La pelinegra no tardó en agradecer a su padre, festejando en su asiento con pequeños movimientos de sus hombros como si estuviera bailando en su lugar mientras que continuaba comiendo su desayuno.

Para cualquiera la escena era la de una amorosa familia, conformada por dos padres devotos que harían lo que fuera por su adorada hija.

Pero para Jin Ling, de solo pensar cómo les verían ojos ajenos causaba que un escalofrío recorriera todo su cuerpo de pies a cabeza.

Aún no entendía qué rayos estaba pasando ahí. Quizás finalmente había llegado a su límite de matarse trabajando y había entrado en alguna clase de coma, pero en lugar de tener dulces sueños eran pesadillas o lo que fuera eso.

Cuando Jin Ling entró a la cocina no fue capaz de hacer pregunta alguna, pronto la niña le llevó para que se sentara y Sizhui le había servido su desayuno que, aunque no quisiera aceptarlo, estaba demasiado delicioso.

Jin Ling sentía que estaba perdiendo la cordura con cada minuto que pasaba.

Lo que más le consternaba era Sizhui.

El hombre frente a él era Lan Sizhui, pero no era el Lan Sizhui que él conocía.

No solo se trataba de su actitud, también de su físico. Ese Lan Sizhui parecía ser unos cuantos años mayor, sus facciones eran maduras e incluso su cuerpo era distinto, a simple vista Jin Ling se daba cuenta que ahora contaba con algunos musculos ademas que había crecido unos cuantos centímetros, pero por suerte parecía que Jin Ling aún mantenía la delantera en la altura.

Ya no era aquel joven de veinticinco años adicto al trabajo, ahora era un apuesto padre en sus treinta y algo que era todo un devoto a su familia.

Además que no le trataba como siempre. Sus palabras eran cálidas, sin una pizca de fastidio como el Lan Sizhui con el que usualmente se topaba que inteligentemente usaba comentarios pasivo-agresivos en su contra. Además cada que se dirigía a él era de forma cariñosa.

"Baobei"

Su rostro se calentó de solo recordar el tono tan suave en su voz cuando le llamó.

Un deseo de navidad - ZhuilingWhere stories live. Discover now