—¿Aún temblaría de frío?

El sonido de los golpes en la puerta de cristal lo hicieron voltear la vista, por la claridad que entraba en emtecho de la casa de invierno, suponía que pasaba el mediodía, o algo así, demasiados cuerpos azules en la cercanía como para guiarse por algo tan trivial como la luz solar.

—Sabía que estarías aquí. Comentó el niño Glietian. Niño, creía que el termino probablemente ya no aplicaba para Geralt, ya era un hombre maduro, bueno, hombre tampoco era un termino que aplicaba a su... a su amigo. —Sabes que esto no es sano, creí que aún eras un niño. Dijo sentándose en la silla junto a la cama. Yeonjun dejo de mirarlo para observar nuevamente el techo, apretó la mandíbula y se golpeo a si mismo por sentirse de aquella forma.

—Aún lo soy. Exclamó Yeonjun, su rostro permanecía firme, serio, pero por dentro sus entrañas se removían, ya no podía distinguir si era nerviosismo o hambre.

—No lo sé, algo me dice que ya perdiste la fe. Yeonjun volteo a mirarlo, con ojos enfurecidos ante tal atroz comentario.

—¿Qué te hace pensar eso?. Preguntó sin pestañear. Geralt sonrió y ladeó la cabeza hacia el costado.

—Cada día, por los últimos, no sé, ¿Seis años?. Pregunto retóricamente mientras entrecerraba los ojos. —Sí, por los últimos seis años cada día de la semana ha sido más difícil hacer esto.

—¿A que te refieres con esto?.

—Levantarte.

Yeonjun se mordió el labio inferior y miro al techo nuevamente.

—A veces lo haces en la mañana temprano, lo cual creo que es genial, pero cuando me acerco noto que en realidad aun no has dormido, que no lo has hecho en días, pero aun así sigo intentando. Ni hablar de aquellos días donde todo parece tan normal, pero luego te encuentro mirando el cielo, esperando a que algo pase, perdido entre el polvo estelar, las estrellas y las flores, a miles de kilómetros de aquí.

No había punto en tratar de defenderse, pero aun así lo intento, —Es que no tiene caso, ya hice todo lo que tenia que hacer, vi todo lo que tenia que ver. Solo me queda esperar.

—¿Esperar qué?. Pregunto Geralt cruzando los brazos sobre su pecho.

—Ya sabes a que me refiero. Esta vez no pudo ni mirar el techo, giro su cabeza en dirección opuesta. —A que venga por mí.

—Creí que tú eras el que tenia que ir por él. Dijo el joven Glietian. Pero Yeonjun negó un par de veces antes de mirarlo.

—No, él es el único que puede salvarme. Geralt lo miró como si le hubiera salido una segunda cabeza o un tercer ojo, como si la demencia, la depresión y la soledad le hubieran arrebatado la cordura. Bueno, no es como si todo aquello no hubiera pasado ya, bueno, lo de la segunda cabeza y el tercer ojo no.

Creo que realmente entiendo, supongo que es como una especie de metáfora o algo por el estilo, pero bueno, también puede ser cosa de la edad. Dijo Geralt encogiéndose de hombros.

—Aún soy joven.

—Lo sé, lo sé, aún eres un niño. Dijo Geralt rodando los ojos.

—Me refería a que apenas si tengo, ¿qué?, como... ¿unos cuantos meses más por delante?. Preguntó Yeonjun, Geralt suspiro exasperado y negó.

—Yo diría que aún no llegas a la madurez y teniendo en cuenta que la composición química del oxigeno aquí es diferente, podría ser que vivas mucho más que unos cuarenta años. ¿Recuerdas que los ancianos que llegaron con ustedes vivieron por lo menos hasta los ciento veinte?. Yeonjun sintió como el aire se le agolpaba en la garganta, ahogándose con su propia saliva. Otros cuarenta años más.

WONDER (Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora