TAEYONG
—Y Lee Yong, no quiero verte aparecer solo, ¿me oyes, cariño? Búscate una cita sexy. Vamos a bailar toda la noche, y tu papá y yo queremos que te diviertas.
Suspiro, reprimiendo una mueca mientras mi mamá me saluda en FaceTime una vez más y termina nuestra sesión. Cierro la pantalla con un movimiento cansado. Tiene buenas intenciones, mi mamá, pero al carajo mi vida por tener padres que no sólo me aceptan plenamente como gay, sino que también apoyan de todo corazón mi carrera elegida. Son raritos, los dos.
Esperen, eso no salió bien. Amo a mis padres, no me malinterpreten. Son una especie de producto raro en la comunidad gay: padres que aceptan y aman, a los que no les importa una mierda con quién salgo, follo o amo, siempre y cuando sea consensuado y seguro. Sí, ese es el discurso exacto que me dio mi madre cuando salí del closet.
No es que no lo supieran antes, aunque creía que era un gran secreto. Resulta que mi madre había empezado a sospechar cuando yo tenía unos ocho años. Yo sabía que no enloquecerían, mis padres son los clásicos hippies de los setenta, pero aun así necesité reunir mi coraje durante meses antes de decírselos.
Mi padre me dio una palmadita en la espalda y me dijo que me amaba sin importar qué. Bendito sea su corazón. Mi mamá me dio un abrazo masivo y luego me dio un sermón sobre el sexo gay seguro. A juzgar por el nivel de detalle, ella había investigado un poco. Yo tenía trece años. Con razón terminé en el porno.
Espíritus libres como ellos eran, se casaron muy jóvenes, ambos tenían diecinueve años. A los veintiún años, mi mamá tuvo a mi hermana mayor Jennie, y dos años después yo nací.
Como dije, al carajo mi vida. Pero son geniales, en serio, aunque a veces me avergüencen.
Y ahora se están preparando para celebrar su vigésimo noveno aniversario de bodas. Se suponía que iban a dar una fiesta en el vigésimo quinto, pero mi madre tenía cáncer de mama, así que querían esperar para celebrar hasta que se le diera el visto bueno. Ha sido declarada libre de cáncer, así que están planeando la madre de todas las fiestas. Eso significa toneladas de comida y bebida, baile toda la noche, y no me sorprendería que aparecieran strippers. Además, por supuesto, hierba. Viven en Colorado, sólo digo.
Y se supone que tengo que llevar una cita. Que se joda mi vida.
Sólo puedo preguntarle a una persona. Bueno, técnicamente, podría preguntarle a una de mis co―estrellas de Ballsy Boys, pero no soy tan estúpido. Mi madre no tiene filtro ni sentido de lo que es apropiado. Juro que le pediría a Jungwoo consejos sobre cómo chupar verga, y ni siquiera me hagan empezar con su extraña obsesión con Yuta. Es... súper incómodo.
Una cosa es saber que tu mamá ve porno gay, pero otra muy distinta es que está viendo a los tipos que te follas. O ser follado por ellos, la misma diferencia. Gracias al carajo que al menos tiene el sentido común de no ver mis videos.
Pero sí, ¿esa cita? Tendré que tragarme un poco de orgullo y preguntarle a JaeHyun. Mi chico plátano es el único tipo que conozco que está lo suficientemente loco y seguro de sí mismo como para sobrevivir conocer a mi familia.
Esperen... ¿qué?
¿Mi chico plátano?
¿Pero qué carajos? Oh, Dios.
Me niego a pensar en lo que esto significa, pero en vez de eso busco su número y llamo.
—Hola, ¿extrañaste mi gorda polla? —bromea JaeHyun mientras contesta. Doy un mal intento de risa.
—Siempre.
¿En serio? ¿Siempre?
JaeHyun se ríe.
—Lo dice el tipo que se folla a los culos más deseables del mundo.
—Es sólo sexo —digo en voz baja—Es mi trabajo. Es divertido, claro, pero no es lo mismo que...
Que contigo, quiero añadir, porque pensar en él como mi chico plátano y admitir que siempre pienso en él no es lo suficientemente sentimental. Santo cielo, tengo que dejar de hablar. De verdad.
—Lo sé —dice JaeHyun, luego duda—¿Estás bien?
Suspiro.
—Sí. No. No lo sé.
JaeHyun espera un momento y pregunta—: ¿Quieres hablar de ello?
Mi primer instinto es, por supuesto decir que no. Pero antes de darme cuenta, me encuentro abriéndome.
—Son mis padres. Celebrarán su vigésimo noveno aniversario el próximo fin de semana y quieren que vaya.
—Por supuesto, quieren que vayas. ¿Qué hay de malo en eso? ¿No son agradables? ¿Tienen algún problema con que seas gay o con lo que haces?
—No, no es eso. Son geniales con todo eso, de verdad, y también lo es mi hermana, Jennie. Está casada con un dentista, por el amor de Dios, el tipo más aburrido que hayas conocido, pero la ama hasta los huesos, y por alguna extraña razón ella tiene estrellas en sus ojos cuando está con él. No, es más que todos están tan... felices. Son estables, felices y comprometidos, y no sé por qué te digo esto cuando todo lo que quería era pedirte una cita.
Hay mucho silencio al otro lado de la línea.
—¿Quieres invitarme a salir? —JaeHyun repite lentamente.
Es entonces cuando me doy cuenta de que la conexión en mi cabeza entre la fiesta y la cita nunca se convirtió en palabras reales.
—Por el aniversario de bodas —añado rápidamente—Mis padres. En Colorado.
—Amigo, me siento como si estuviera en un programa de juegos, tratando de adivinar una palabra, pero me quedo corto de vocales. Usa oraciones enteras, Taeyong, porque lo que dices no tiene mucho sentido.
—Quería preguntarte si querías ser mi acompañante en la fiesta de aniversario de mis padres, que es el próximo fin de semana en Colorado —digo, agradecido de que mi cerebro finalmente esté moviéndose a la marcha correcta.
JaeHyun está callado durante mucho tiempo.
—Taeyong, no estoy seguro de esto... Conocer a los padres, es un compromiso serio, hombre.
—No lo es. No te estoy proponiendo matrimonio, por el amor de Dios. Sólo necesito una cita para esta fiesta para no parecer un perdedor total. Además, ya sabes, podríamos divertirnos juntos. Hay comida, bebida y marihuana, y tendremos una habitación de hotel donde podemos pasar el rato si es demasiado para ti.
En una escala del uno al diez, ahora soy patético. Si no está de acuerdo pronto, empezaré a rogar, y se pondrá feo. Dios, ¿qué carajo me pasa? Solía ser relajado y no sé, desapegado. Por alguna razón, JaeHyun está jodiendo con todo eso. Es como si mi cerebro tuviera un cortocircuito en lo que a él concierne y saliera la más estúpida mierda.
—Pasar el rato. ¿Es ese el código para el sexo?
Sonrío, porque ahora puedo oír la risa en su voz. Gracias al carajo. Está empezando a acercarse.
—Sí. Te follaré de todas las maneras posibles, lo que quieras. Lo juro, haré un puto baile erótico, si eso es lo que quieres.
—Tu culo, eso es lo que quiero. Mi verga en tu culo.
—Trato hecho —digo, sin dudar ni un segundo. ¿Es broma? Que me follen rara vez es una tarea para mí y especialmente no con JaeHyun. No puedo esperar.
—Será mejor que me pagues con sexo, y luego todavía seguirás debiéndome —dice JaeHyun.
—Lo que tú quieras, bebé.
Bebé.
Santo infierno. Mátenme. Ahora.
💄
