Me preguntaste muchas veces el por qué de mis abrazos, mis sonrisas y mi cariño. Me dijiste que era demasiado, que estabas cansado y que otro día me darías afecto. Me juraste que mañana me amarías con besos y caricias, me me harías olvidar el frío del otro lado de la cama y yo sería la que te pediría que ya no me toques más.
Pasaron los días, los meses, los años y me sigues debiendo ese amor. Tengo los recibos de los besos que no me diste, de las sonrisas que ocultaste, de las veces que no tomaste mi mano al caminar y ya es muy tarde para reclamarlos.
Tu me amaste en silencio donde nadie te viera, mientras que yo te amé a gritos a la vista de todos. La regla de que los opuestos se atraen no fue suficiente para mantenernos, traté de obligarnos a estar juntos, y aún cuando te destruí y volví a armarte a mi manera en tus ojos nunca vi odio. Aunque nuestra historia fue de película ambos sabemos que lo mejor fue cuando nos dejamos ir.
Y aún después de tanto tiempo quiero que sepas que te sigo amando, aún está tu cumpleaños en mi calendario, todavía tengo el número de tu mamá y sigo viendo cuando cambias tú foto de perfil. Ya no estás en mis mañanas, pero te sigo amando. Ya no oigo tu voz, pero te sigo amando. Moriste para mí y te sigo amando.
Algún día cuando esté pasando por la tumba de nuestro amor, tal vez te veré ahí llevándole flores y al encontrarnos ahí al lado de los restos de lo que vivimos nuestra nostalgia nos convenza de ir a tomar un café.
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Las Desventuras de Un Joven Corazón
ContoLa mayoría de las veces las cosas que hacemos son con buenas intenciones, pero por más que intentemos, siempre a los ojos de alguien seremos el villano de la historia.