[03:El regalo de mamá]

441 38 17
                                    

Narrador Normal

La fiesta estaba estupenda. Todas las sultanas y criadas se notaban felices. La música sonaba y los bailes eran entretenidos de ver.
Tristemente Süleiman no pudo quedarse mucho tiempo, pues tenía asuntos del imperio que atender.
Hürrem observaba todo con una gran sonrisa, hasta que recordó, que le faltaba un regalo; el de su madre.
La miró divertida y se acercó a su oído, pues la música estaba fuerte y las criadas reían.

—Sultana ¿donde está su regalo?—pregunto, Hafsa se separó mirándola con una sonrisa.

—Justo estaba por comentarte. Como tu dijiste que no serías capaz de rechazarlo, me encargué que todo fuera de tu agrado—comentó—Ve a tu aposentos, la fiesta privada te espera allí.

Los ojos de la pelirroja se abrieron como platos, borrando su sonrisa. Su madre la miró con curiosidad.

—Madre, yo ya tengo una concubina—explicó en voz baja, mirando de reojo a Handan, quien hacía bailar a Ahmed—Usted sabe que no necesito más.

Hafsa suspiro.

—Hija mía, tú sabes bien que quiero mucho a Handan, pero también es importante que tengas otras concubinas. Tu eres diferente Hatice, no necesitas esposo, si no mujeres que puedan darte hijos—explicó, tomando su mano—Rechazar este relajo, sería una falta de respeto hacia tú madre—dijo mirándola con seriedad.

Hürrem suspiro y miró de nuevo a Handan.

—Si elijo una ¿será lo mismo?—pregunto, no tenía deseos de estar con otra que no sea su esposa—Prometo que si alguna vez la preparas, la recibiré—su madre lo pensó unos segundos, asintiendo.

Con duda, Hürrem se levantó de su asiento, la música se paró y las criadas bajaron la cabeza.
Handan la miró extrañada, pero la pelirroja no pudo mirarla.

—Continúen con la fiesta—dijo caminando a la salida, Gul Agá camino tras ella.

—¿Sultana?—pregunto extrañado.

—¿Tu sabías de esto Gulag?—el la miró confundido—Mi madre organizó una fiesta privada en mis aposentos—le dijo enfadada.

—Sultana, le juro por Allah que no lo sabia—Hürrem lo miró de pies a cabeza.

—¿Donde están Sumbul Y Firial?—pregunto. El alzo los hombros.

—Salieron hace un rato, pero no pregunte donde. Por si usted me necesitaba.

Hürrem gruñó por lo bajo. Luego regañaría a ese par por actuar a sus espaldas. Retomo su camino y detrás de ella venía Gulag, quien se encontraba nervioso.
Al llegar, las chicas que cuidaban las puertas le abrieron el paso.
Nada más entrar, observó sus aposentos algo cambiados, el ambientó ere tenue, y decorado de manera delicada.

No pudo evitar sentir un cosquilleo recorrer todo su cuerpo, la habitación estaba similar a cuando Handan llegó a sus aposentos.
Una sonrisa tonta adorno sus labios.
Se giró a ver a Gulag.

—Cuando termine esto, me traerás a Handan—ordenó, el asintió saliendo en reverencia. En ese momento, Firial llegó con una sonrisa.

—Sultana—dijo haciendo una reverencia—Felicidades por su coronación—Hürrem asintió agradecida—La sultana madre nos ordenó enviarles tres presentes, para usted—comentó.

—Si, gracias por avisarme Firial—respondió sarcástica—Vamos, quiero terminar con esto rápido—Firial asintió caminando detrás de ella.

Salieron a su balcón, donde tres mujeres las esperaban con la cabeza gacha. Hürrem las miró de pies a cabeza, sentándose.
La música empezó a sonar, y las criadas empezaron a bailar, a pesar de que Hürrem no quería tomarle importancia, no pudo evitar notar a una en específico.

The sultana's favourite.Where stories live. Discover now