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Ella lo había escuchado antes, sabía lo que era pero no entendía el motivo de la humedad que había asaltado el área entre sus muslos, ¿por qué justo allí?, ¿por qué ahora?, ¿por qué con ella?

Esa en especial era la enorme duda que tenía tan avergonzada a la extranjera y le impedía salir del cuarto, aún cuando ya estaba vestida y peinada.

-¿Yiren?, ¿te dormiste? -la voz de Ning llamando a la puerta le hizo temblar.

Una de sus sudorosas tomó el pomo y lo hizo girar muy despacio, Ning empujó un poco la madera y vio el rostro un tanto inexpresivo y colorado de la china menor.

-¿Todo bien Yiyi?, ¿te sientes mal todavía?

-Solo un poco, al menos ya no tengo náuseas.

-Entonces vamos, el café se está enfriando y estoy segura de que lo necesitas.

Los ojos avellana se movieron nerviosos sobre los brillantes orbes de la otra joven, sin embargo, acabó por salir del cuarto y tomar la suave mano de Ningning que la guió escaleras abajo.

Los escalones lejos de alagarse parecían ser cada vez menos, para cuando sus zapatillas tocaron el pulido suelo de madera de la planta baja, las rodillas le fallaron al punto de tener que sujetarse del brazo de su mayor.

-¿Estás bien?

-Sí, fue sólo un mareo -dijo restándole importancia.

No era sólo un simple mareo, nada era simple allí, ¿cómo podía explicarle a Ningning que la verdadera razón de su actual malestar era la dueña de casa?, su consciencia no podía estar tranquila después de saber que una mujer extraña le había mirado dormir casi desnuda y que también la había observado en las mismas condiciones despierta, pero por sobre todo eso, había tocado su ropa, algo suyo que consideraba íntimo.

Yiren no era una extremista paranoica, pero tenía un tanto de temor de lo que Aisha podría haber hecho con su ropa antes de lavarla. Tal vez sólo le había echado jabón y suavizante para después meterla en la lavadora, pero el tan solo pensar que sus manos habían tomado esa ropa que ahora traía puesta le generaba algo extraño. Tenía su tacto encima, tenía su olor.

Por primera vez su cuerpo olía a alguien más, y la sensación no le desagradaba, es más, le volvía torpe al punto de sentirse flotar y girar por todas partes de la habitación.

Adelantó sus pasos guiada por el olor del café y el pan tostado que provenían de la mesita de centro en la sala, Ningning ya había tomado asiento en uno de los blancos sofás, la luz natural iluminando todo allí, el cielo celeste de un día prometedor asomando por los enormes ventanales, Yiren imaginó que ese lugar sería precioso para ver el atardecer.

-¿Lo disfrutan?

Una tercera persona apareció, su linda sonrisa resplandeciendo en su cansado rostro, Yiren tragó de una vez el café al notar la mirada sobre ella, el líquido caliente y algo amargo recorrió su garganta provocándole una agradable sensación. Se humectó los labios con la lengua antes de coger una tostada del platito frente a ella y se la llevó a la boca, mordió.

-Creo que les debo una explicación -dijo.

-Por favor, sería mejor si es breve, me cuesta mantener la atención por mucho tiempo -dijo Ningning.

Aisha rio, peinó su cabello hacia atrás con los dedos para luego acomodarse un poco el saco que traía. Al hacerlo, su top blanco deportivo se dejó ver, el busto de tamaño mediano apresado bajó la tela, sus abdominales laterales marcándose en el proceso. Yiren tosió.

-Anoche después de la fiesta su amigo estaba en el jardín bailando con una chica, parecían un tanto ebrios.

-Chan -murmuró Ning -. ¿dónde está? -preguntó, tomando un par de sorbos de la taza.

rich man ━ airenWhere stories live. Discover now