Capítulo 173: La guerra: Otoño, 1981

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Al menos, Remus pensaba que sí.

No estaba tan seguro de que pensaba Sirius. Tal vez era el precio de la guerra: demasiadas muertes, demasiados casi accidentes. Quizás era su separación de James. Quizás Remus ponía a prueba su paciencia demasiadas veces. No podía señalarlo con el dedo. Todo lo que Remus sabía era que algo andaba muy, muy mal.

Era mediados de Septiembre cuando realmente se dio cuenta de que había sucedido. Sirius se había alejado de él. A menudo estaban separados, Remus había llegado a ver esto como un hecho de la vida; sus habilidades eran tan diferentes, tenían trabajos distintos que hacer. No era nada, al servicio de la guerra. Estaban contentos y orgullosos de hacer sus trabajos.

Pero después de algunas semanas, Remus se dio cuenta de que esta distancia era algo más, más que el estrés habitual. Sirius se había apartado.

— Te extraño. — Remus dijo, una noche. Había necesitado todo el día para reunir el valor para decir esas dos estúpidas palabras.

— Estoy justo aquí. — Sirius sonrió con cansancio, sentándose al otro lado de la mesa, recogiendo la cena con su tenedor.

Luego, al cabo de un rato, volvió a hablar; — Todo terminará pronto. Tenemos que confiar en Dumbledore, eso es todo.

Remus podría haber llorado.

— Pero eres el único en quien confío.

Sirius solo lo miró, con tristeza. Remus no podía soportar esa mirada, lo hacía sentirse estúpido por estar enamorado. Estúpido por preocuparse por otra cosa que no sea ganar la guerra.

Finalmente Sirius se levantó. Cogió su plato y tiró el contenido a la papelera.

— Tengo que irme. — Él dijo. — Moody quiere que chequee algo. Llegaré tarde, no me esperes despierto.

No le dio un beso de despedida.

Remus estaba perdido. Una vez más, se encontró con un problema que era casi indescriptible. No podía preguntarle a James o Lily, incluso si supiera cómo comunicarse con ellos, tenían mucho de qué preocuparse por su cuenta. Peter nunca había estado muy interesado en escuchar nada que tuviera que ver con la relación de Remus y Sirius, y aunque era un buen amigo, uno de los mejores amigos de Remus, realmente no hablaban el uno con el otro sobre esas cosas. Marlene podría haber ayudado, pero Remus no quería pensar en eso. Y, por supuesto, el dolor de Mary no dejaba mucho espacio para consejos románticos.

En el fondo, Remus sabía que debía preguntarle directamente a Sirius. Excepto.

Excepto que estaba aterrorizado por la respuesta. Estaba aterrorizado de que no se tratara de la guerra, de James o de crecer. Estaba aterrorizado de que el problema fuera él. ¿Y si Sirius tan solo se había desenamorado?

Esta ansiedad acompañó a Remus a medida que avanzaron las noches y los días se volvieron más fríos. Todo parecía tener un sentido horrible; la distancia, la falta de voluntad para hablar, la falta de cariño, su vida sexual inexistente. Y esa mirada. La mirada que Sirius seguía dándole, como si Remus fuera un extraño.

Era tan intolerable. Remus no sabía si podría hacer frente a otra pérdida.

Entonces, a principios de Octubre, cuando Moody le dijo que tenía una tarea para él, Remus se sintió esperanzado. Ojoloco se lo llevó a un cosyado al final de una reunión de la Orden,

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now