Capitulo 2

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Una tarde le pregunte a mi madre si había visto alguna vez al chico de la guitarra. Me miró como si le hablara en chino.

-¿A quién?-preguntó.

A veces mi madre me sacaba de quicio y realmente no se daba cuenta de nada. No entendía,por ejemplo,la publicidad de la tele.
Cuando terminaba algún anuncio nos miraba a Martín y a mi con cara de desconcierto.

-No entiendo que quisieron decir con eso-
Martín, mi padrastro, que trabajaba en la publicidad, se desesperaba y le quería explicar el mensaje. Inútil. ¿Qué se podía esperar, si ni siquiera sabía usar en control remoto del DVD?
Mi madre podía ser brillante en sus clases y su trabajo, pero era una nulidad para las cosas sencillas.

-Cuando estoy en la computadora me concentro en eso.Es mejor prestar atención a una sola cosa. Vos, como estas en mil temas a la vez, no profundizas en ninguno- y aprovechó el momento para regalarme con un sermón de esos que ella considera una ayuda a mi formación.

Dos días después cuando yo volvía de hacer un mandado, me cruce en la puerta de entrada con él chico de la guitarra. Me detuve y me quede mirándolo sin decir nada.

-Hola-me dijo al cabo de unos segundos.

-Hola-conteste.

Trataba de abrir la puerta pero no podía porque tenía bolsas de supermercado en las manos,así que lo ayudé y le sostuve la puerta para dejarlo pasar. -Debería haber un portero en este edificio- pensé.
Me lo agradeció con una sonrisa y se dirigió al ascensor. Yo fui tras él.
Mientras lo esperábamos, el silencio era tenso, que quizá por eso fue que le dije:

-Te he visto cuando tocas la guitarra.

-¿Cómo?-me miró sorprendido, no precia molesto.

-Es que la ventana de mi piso esta frente a la tuya-me di cuenta que él podía pensar que lo espiaba, o algo así, y agregué -: Cuando escribo en la computadora, si la cortina está levantada, no puedo evitar verte.

-Seguro-me sonrió pícaro -.¿Cómo te llamas?

-Azul.

-Yo soy Noah. Nunca te había visto, ¿eres de  aquí?- preguntó, era obvio que aquel día no me vio.

-No, no lo soy me mude hace una semana- Mis respuestas parecían las de una idiota, pero no lo podía evitar, esteba sorprendida de conocerlo.
Las ocurrencias ingeniosas y brillante solo aparecian en seriales de televisión yanquis.

-¿Estas apurada ahora?-me pregunto- es que todavía no quiero volver al apto, si quieres podemos charlar un rato aquí abajo, además tengo que esperar a mi madre - agregó-porque ella tiene las llaves de nuestro piso. Ya que somos vecinos...

-Si,claro- dije, y nos dirigimos al sillón blanco que estaba en el vestíbulo de la entrada,del edificio.

-¿Y de donde viniste?- me preguntó cuando ya estuvimos sentados frente a frente. Pude observar que tenía unos hermosos ojos color miel.

-Soy de Campo Real, un pueblo pequeño no muy lejos de aquí -le conté.

-Me imagino que no debe ser fácil el cambio que te ha tocado ¿no?

-No, la verdad que no-rei y el me acompaño- fue un cambio grande venir a Madrid, además de que no quería venir, pero, fue por  el  trabajo de mi padrastro, que tuvimos que venir aquí junto a mi madre también claro.

Y así seguimos la charla, me contó que vivía con su madre, aprendió a tocar la guitarra a la edad de 7, que además le encantaba el fútbol, y que no era por creerse 'el mejor' pero que sabía jugar muy bien. El vivió siempre en Madrid.

Cuando vino su madre, una mujer muy hermosa de unos cuarenta y tanto, de cabello oscuro, nos despedimos, cada uno a respectivo piso, no sin antes quedar para ir mañana a tomar un helado.

La Ventana de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora