Parte 1

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La reunión con Elijah fue todo un éxito.

A pesar de que mi especialidad eran las páginas web de artistas musicales, la idea de crear una para una escritora me pareció muy interesante. Además Harper Holland era una escritora muy talentosa, las posibilidades de crear un mundo interactivo que mostrara los cuadros de personajes, las conexiones sobre sus novelas, los misterios por descubrir, las locaciones... en fin, estaba entusiasmada, regresaría a mi Nueva York querida a instalarme frente a mi ordenador por un par de días para no perder el impulso de las imágenes que explotaban en mi mente.

Decidí detenerme en una cafetería llamada Benji's Kite para comprar suministros para la hora y media de recorrido que me tomaría regresar a casa, y ahí sentí que una señal del cielo me indicó que había hecho lo correcto al aceptar el proyecto: Harper estaba sentada en una de las mesas ensimismada en su móvil, probablemente escribiendo alguna historia nueva

Tontamente me oculté entre la gente para que no me viera, su agente me había dicho que la mujer desconocía su idea de contratarme para renovar su página web y quería que fuera una sorpresa. Dije tontamente porque la escritora no tenía idea de quién era yo, pero no pude evitarlo.

Unos veinte minutos después me encontraba rumbo a la autopista interestatal 95 cuando mi celular comenzó a resonar con fuerza. Reconocí el timbre de inmediato, era el de mi abuelo. Me detuve en un costado sintiendo una presión en el pecho, era raro que me llamara a esas horas porque aunque nos compartíamos memes e intercambiamos mensajes prácticamente a diario, nuestras conversaciones eran precedidas por un texto preguntando si estaba libre para hablar, así que que me llamara de improviso, era motivo de preocupación.

—¿Popa? —pregunté al momento que presioné la pantalla de mi móvil guindado en el tablero.

—Aria, cariño, ¿cómo estás? —replicó mi abuelo en los parlantes de mi auto. Su voz no era la misma de siempre, definitivamente algo ocurría.

—Bien, acabo de terminar una reunión exitosa y voy camino a casa.

—¿Dónde estás?

—En Filadelfia, dentro de mi auto.

—Mmm, sí, bueno, eh... —balbuceó, lo cual me sorprendió, mi abuelo era la persona de carácter más firme que conocía. Siempre hablaba con aplomo y determinación.

—Popa, ¿qué pasa?

—Es Moma, cariño, está bien, no quiero que te preocupes, es decir, los doctores dicen que estará bien, solo quieren dejarla en observación unos días, quizás requiera una operación, pero...

—Popa, ¿qué le pasó a Moma? —pregunté angustiada.

—No quiero que te preocupes —insistió. Su voz parecía un poco más firme, pero supe que estaba destrozado.

—Popa, por favor, dime, ¿qué le paso a Moma?

—Tuvo un ataque al corazón, la doctora que la está supervisando dice...

—¿Dónde están? —pregunté interrumpiéndolo, necesitaba verlos, a ambos.

—En Saint Mary's Memorial Health Center —y mientras hablaba desprendí el móvil del colgante y abrí la aplicación de mapas para ubicar la dirección y dirigirme hacia allá de inmediato, debido al tráfico podía llegar en aproximadamente cuatro horas tomando la I-86 N.

—Voy en camino —dije con toda la intención de colgar y dejar que la voz de Google Maps me guiara.

—Cariño, no hace falta —una vez más no sonaba convincente—. Puedes venir en la víspera de Navidad como siempre, además, no quiero que manejes sobre el hielo...

RELATO: AQUELLA NOCHE DE NAVIDAD (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora