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ChanYeol se sacudió, una pequeña pelusa, de la solapa del traje que KyungSoo le había comprado. No podía recordar haber usado antes, algo tan fantástico, o tan caro. Estaba bastante seguro, que, costaba más de lo que ganaba, en un mes, como mensajero.

Pero, KyungSoo quería que vistiera muy bien, dado su nuevo cargo como asistente personal, y eso era lo que haría. No creía que hubiera nada que su jefe pudiera ordenarle, que no hiciera, incluso con entusiasmo. El hombre era una maravilla. Y, aunque sólo habían pasado un par de días desde que se habían conocido, estaba bastante seguro, que estaba enamorándose. Se sentía casi vertiginoso.

—Date prisa, ChanYeol — dijo KyungSoo desde la otra habitación—. Siwon está aquí, y si no salimos ya, vamos a llegar tarde al trabajo.

Todavía no podía creer que KyungSoo realmente fuera a mantenerlo. Pensó que el hombre lo echaría, la mañana después, de su primera noche juntos. Demonios, ni siquiera había desempacado previendo que tendría que irse.

Pero KyungSoo no lo había amenazado con llevarlo a juicio, ni había corrido tan rápido y tan lejos como pudiera. Se tomó su tiempo con ChanYeol, tuvo tanta paciencia que rivalizaba con la de la Madre Teresa, y nunca le gritó.

Estaba muy muy feliz, con la parte de no gritar. El Señor Kang había acaparado el mercado de gritos. No creía que los adultos debieran resolver sus problemas a chillidos. Eso era algo que se podía esperar que los niños hicieran, pero, no los hombres y mujeres adultos.

—Ya voy — contestó desde su habitación. Se inclinó para acariciar la cabeza de Dizzy, echó un poco de comida en la pecera de Larry, y luego salió de su dormitorio.

KyungSoo lo estaba esperando en la puerta. Pudo sentir que una gran sonrisa se formaba en sus labios... hasta que se cayó al lado de la mesa de café.

Joder, eso le había dolido.

—ChanYeol —lo llamó KyungSoo mientras se acercaba a él—. ¿Estás herido?

Su orgullo lo estaba. —No, Señor.

KyungSoo suspiró y se puso de pie.

—Entonces tenemos que irnos. Vamos a llegar tarde.

Se levantó del suelo, sacudiéndose el traje, tratando de ganar tiempo para poder recuperarse. Era la primera vez que KyungSoo había utilizado ese tono con él. Estaba irritado y molesto.

Estaba luchando contra las lágrimas, así que se alejó de KyungSoo y se dirigió a la puerta, incapaz de hacer frente al hombre. Era un torpe, lo admitía, pero su jefe lo sabía antes de preguntarle si quería ser su asistente. Y cualquier otra cosa que estuviera pasando.

—Quiero que hoy medites durante una hora en el trabajo. Tenemos que asegurarnos que no te atrasas en tus clases.

—Sí, Señor.

Por mucho que le gustara, ser siempre amable y considerado, que amara ayudar a los demás, y que siempre tratara de devolver los favores, en ese momento, sentía la imperiosa necesidad de darse la vuelta y sacarle la lengua a KyungSoo.

Sus sentimientos fueron lastimados por el tono brusco de este. Podía ser torpe, y un poco ingenuo, pero no era imbécil tenía sentimientos. Era consciente de lo que era y como era. No trataba de ocultarlo. Por lo tanto, sentía que KyungSoo no tenía derecho a estar enfadado con él cuando sucedían cosas como estas.

Mientras esperaban al ascensor, mantuvo su cabeza volteada, lejos de su jefe. Bajaron hasta el coche que los esperaba y se dirigieron al trabajo en silencio. No podía pensar en nada bueno que decir en este momento, por lo que no dijo nada en absoluto.

𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒𝑛𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝑐ℎ𝑎𝑛𝑦𝑒𝑜𝑙 || 𝘴𝘰𝘰𝘺𝘦𝘰𝘭Where stories live. Discover now