Trató de no sonar débil, como si él no mereciera que le pagaran. Menudo asco de vida en la que él no podía decir algo así sintiéndose válido.

—Aún no lo he pensado, consultaré el salario de los limpiadores domésticos, ¿Algo más?

—Casi no hay productos de limpieza, ¿podría comprar algunos?

Esa respuesta no fue tan rápida.

—De acuerdo.

Oker le miró a través de su flequillo rubio demasiado largo para su gusto, tenía que cortarlo de nuevo.

—¿Qué le gustaría cenar hoy?

La mirada dura del alfa le dijo que se había equivocado en realizar esa pregunta.

—Te pago para que hagas tu trabajo, no para que yo lo haga por ti.

Oker solo asintió, en la escuela le habían enseñado a cocinar, pero realmente él nunca lo había puesto mucho en práctica. En su casa nunca tuvo que cocinar, y en casa de Lea solía ocuparse ella.

A su mente solo llegaban las ostentosas comidas que hacían en su familia en el pasado.

—¿Alguna pregunta más o puedo irme a trabajar?

Oker se pensó si podría preguntarle su nombre, pero en realidad no lo consideró relevante para trabajar, y dudaba que a ese alfa le importara como él se llamaba.

—Nada más, que pase un buen día.

El alfa no le contestó, solo tomó sus cosas y se fue.

De nuevo Oker respiró más tranquilo cuando se fue, ¿por qué un alfa que estaba claro no lo quería en su presencia había ido a buscarle y lo metía en su casa? Quizás solo era así siempre, un estúpido y arrogante alfa.

Oker llevó a Kyle a una de las habitaciones de invitados, y se alegró de poderlo poner en una cama. Con suerte dormiría buena parte de la mañana y él podría trabajar tranquilo.

La casa estaba exactamente igual a como la había dejado. Realmente si no la limpiaba no se notaría la diferencia, pero él lo sabría y estaba seguro que el alfa también.

Decidió que se dividiría la casa por zonas, y que cada día haría una diferente a profundidad.

Miró la colada del alfa, la ropa que se había puesto el día anterior y algunas más estabas en el cesto. La lavaría, y lavaría también sus sábanas.

Pero cuando entró a la habitación del alfa, el fuerte olor de este le afectó más que el día anterior. Era mucho más intenso, y Oker enrojeció, oliendo algo que hacía años no había olido.

Jadeó sorprendido, y asqueado al mismo tiempo, el olor sexual de un alfa hacía que un omega se lubricara, y eso era lo que le estaba pasando a Oker en esos momentos.

Oker odiaba, de verdad, odiaba ser un omega.

***

Ivory indagó en ese día el sueldo medio de un empleado doméstico y se dio cuenta que era realmente una miseria. Pero había decidido que era lo que le pagaría al omega, era lo que le pagarían en cualquier lugar si pudiera trabajar de ello.

Bastante había hecho haciéndole ese favor, él no era ninguna ONG.

Tenía que hacer algo con el niño, su casa no era lugar para llevarlo, y ese omega se estaba tomando demasiadas libertades.

Ivory creía sinceramente que le estaba ofreciendo una oportunidad que no tendría porqué ofrecérsela, pero no era tan cabrón para no darse cuenta de que ese omega estaba en apuros, y no le había hecho nada malo realmente como para provocar que lo despidieran.

OmegaWhere stories live. Discover now