Él mejor que muchos otros sabía lo que las guerras implicaban, había sido consciente de lo que posiblemente podría ocurrir esa mañana de finales de Agosto desde el preciso instante en el que Jimin llegó acompañado de Taemin a la casa de líderes, tal vez incluso desde mucho antes. Y aunque trató de mantener su cabeza centrada en el trabajo, porque sabía lo muy necesarios y escasos que eran los sanadores en situaciones de cruda batalla como aquella, las imágenes de la muerte de sus padres lo habían estado persiguiendo durante las últimas horas como tan solo un fantasma que ataca sin piedad lo haría.

Seokjin recordaba el dolor de un vínculo familiar siendo rasgado poco a poco y sin ningún tipo de delicadeza en el pasado. Recordaba sentir los gritos de sus progenitores en su cabeza, el sabor de la sangre en su propia boca y los campos del norte llenos de aullidos desesperados durante la redada de guardianes sureños a uno de los refugios para deltas que sus padres regentaban. También se recordaba a sí mismo tratando de cruzar el río durante las heladas del invierno, el modo en que el agua había cortado la piel de sus patas con la misma facilidad que lo habría hecho cualquier cuchillo y el amparo de los brazos de su pareja mientras este se zambullía en aquellas corrientes irrefrenables para sacarlo de una tumba que él mismo había cavado y buscado en un intento por huir de la sensación de vacío que su lobo sintió tras conocer la noticia de que sus padres se encontraban en el pleno sentido de la palabra: lejos. Muy lejos.

Su parte animal se había vuelto loca por la necesidad de venganza y sangre en aquella época. Quiso ver los cuerpos de sus enemigos rotos y deshechos hasta que sus familiares no pudieran tan siquiera dedicarles una ceremonia funeraria porque nadie los reconocería, nadie se atrevería a quitar los huesos del lugar donde él decidiera condenarlos a una muerte indigna y dolorosa.

Si su hijo llegase a morir esa mañana de eclipse, si la Luna no hacía nada para detener aquello. Se desataría una masacre. Él sabía que su lobo no podría contenerse ante el hecho de volver a sentir un dolor tan íntimo y extremo como aquel de nuevo. No otra vez.

-Señor Kim. - la mestiza de sombras volvió a intentarlo antes de que el fuerte sonido del abrir de la cortina que funcionaba de puerta para la tienda de los sanadores, la hiciera caer hacia atrás asustada.

El hombre de cabello oscuro y piel morena que se encontraba ante ellos estaba desnudo y repleto de sangre desde los pies hasta la cabeza. Las gotas rojas descendían por su frente y le teñían los ojos del escarlata más profundo.

-Seok.

Una sola palabra sirvió para que el sanador dejase de temblar y alzase la mirada.

-Joon. Es Taehyung, él... Va a morir... Nuestro hijo...

-Nadie va a morir, Seokjin. - Namjoon cruzó la distancia que lo separaba de su pareja tan solo necesitando un par de largas zancadas. - No cuando sus padres están aquí para desgarrar la yugular de todo aquel lobo que se atreva a dañarlo.

Jin asintió antes de mirar a la joven mestiza que ahora temblaba con miedo.

Por supuesto, ella no distinguía del todo bien a los lobos enemigos de los aliados. Y muchos menos sabía más que lo que le habían contado acerca de ese conflicto que ahora implicaba a su gente. Ella solo estaba presente para ayudar, incluso cuando no se trataba de una guerra que tuviese que enfrentar directamente.

-Cuida de la tienda y de los pacientes, este sanador tendrá que ausentarse por un tiempo. Hay otros tan buenos como yo en el trabajo que has visto y te he ido enseñando.

La chiquilla asintió, manos temblorosas y ojos llenos de sorpresa mientras observaba el modo en el que el cuerpo del hombre ante su mirada se deformaba hasta alcanzar la forma de un enorme lobo blanco.

Alpha War [Taekook] - #SBATAEKOOK23Where stories live. Discover now