"Hola pequeño, ¿cómo te sientes?", preguntó tratando de recuperarse del susto.

El pequeño leopardo no contestó, en cambio puso una postura defensiva y mostró los dientes, lo que le recordó a cierta serpiente.

"Estás a salvo, te encontramos desmayado en la puerta de nuestro centro y el señor Wang y yo te tratamos para salvarte".

Al oír esto el leopardo dejó de enseñar los colmillos y se quedó en silencio como tratando de recordar.

"Ahora mismo estás en mi habitación, tuve que vigilar que no tuvieras alguna reacción durante la noche, así que si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho", la última parte pareció convencer al cachorro que finalmente relajó su postura y se sentó sin apartar la mirada.

"Me llamo Lu Xiang, ¿tienes algún nombre?", el cachorro negó ligeramente con la cabeza, "Está bien, la mayoría de los cachorros de aquí tampoco tenían y en el centro se les dio uno. ¿Qué tal... Nao Nao?"

Xu Huang al escuchar ese apodo tuvo que reunir todas sus fuerzas para no romper su personaje y morderle el cuello ahí mismo.

"Bien, bien, supongo que no, entonces... ¿Yan Yan?", esta vez el leopardo no pareció molestarle el nombre y Lu Xiang se alivió de no tener que romperse más la cabeza buscando un apodo.

Luego del susto de la mañana se dio cuenta de que se le había hecho algo tarde para darle el desayuno a los cachorros, pensando en cómo se habían puesto ayer Lu Xiang no perdió más el tiempo y tomó la primera muda de ropa que encontró y corrió al baño.

"¡Ahora vuelvo para ir a desayunar", le gritó al cachorro antes de cerrar la puerta.

Mientras se cambiaba la ropa, Xu Huang aprovechó para ordenar sus pensamientos.

Lo único que recordaba era que había perdido la conciencia luego de deshacerse de los guardias imperiales y después de eso descubrió que su nave se había estrellado en un basurero, por fortuna no se había hecho demasiado daño y pudo ver que había llegado a su destino. Como pudo se levantó y caminó sin rumbo tratando de encontrar un lugar apartado para poder recuperarse tranquilo pero el dolor era tanto que se volvió a desmayar.

Y esta mañana amaneció junto a un joven que no parecía tener más de veinte años y con poca energía espiritual, no le habría preocupado si no fuera porque en realidad sintió que el dolor se había aliviado en gran parte. ¿Cómo alguien tan débil podría lograr un resultado así? Debía de haber alguien más fuerte detrás de él.

Al principio pensó que habían descubierto su identidad y lo habían salvado para extorsionarlo, pero luego de ver que el joven lo trato como si fuera un cachorro de bestia descartó la idea.

Si sólo se trataba de unos comerciantes de bestias espirituales entonces no tendría problema en acabar con ellos para escapar, así que decidió ir con la corriente por el momento para reponerse y tal vez averiguar más sobre la persona desconocida que lo trató.

"Listo, vamos te llevaré a conocer al resto de cachorros", le dijo Lu Xiang cuando entró por la puerta y se agachó ofreciéndole los brazos, aún debía de estar débil y sería mejor cargarlo para que el pequeño no bajara tantas escaleras. Al menos esa era su intención, pero el leopardo salió por la puerta dejándolo con los brazos extendidos.

Lu Xiang no se molestó por su actitud, lo dejó estar y caminó con él hasta la cocina disminuyendo su velocidad para que no le costara al otro seguirle el ritmo.

Al entrar vio a Sun Ling terminando los platos de los cachorros con Meimei en los pies, al oírlo entrar giró la cabeza y unos enormes círculos oscuros debajo de sus ojos adornaban su cara.

"¿Ling-jie estás bien?", le preguntó preocupado mientras se apresuraba a tomar el plato de sus manos.

"¿Eh? Ah, si, si, no te preocupes Xiao Xiang", bostezó Sun Ling tallándose el ojo, " Resulta que los zorros son activos durante la noche".

"¿Quieres que me encargue del desayuno para que descanses un poco?", Lu Xiang se sintió mal por Sun Ling al pensar que a pesar del genio de Yan Yan él si pudo dormir la noche completa.

"No, no, está bien, no es la primera vez que me desvelo," se rio, luego agachó la mirada encontrándose con los ojos fríos de Xu Huang y levantó las cejas, "¿Este es el pequeñín de anoche?"

"Si, se llama Yan Yan, es un leopardo de la nieves".

Sun Ling se agacho apoyando una mano sobre su rodilla, "Que lindo, ¿así que ya le diste un nombre ah?"

"Mn, supuse que tarde o temprano necesitaría uno"

Sun Ling estiró una mano lo suficientemente cerca para que pudiera olerla pero respetando su espacio, Xu Huang la barrió con la mirada y no se movió.

"Je, parece que tendremos otro pequeño ancestro con nosotros".

Luego de este intercambio los dos tomaron los platos de comida y bajaron las escaleras seguidos por dos peludos.

Meimei que estaba pegada a Sun Ling no quitó la mirada del leopardo desde que entró a la cocina, de inmediato reconoció que era la misma bestia que había encontrado tirada anoche y no pudo evitar reprocharle en su mente.

Ese día había planeado escaparse unas horas para reportarse con el amo y en el camino se encontró con una bestia joven desmayada en un callejón. Había pensado dejarlo a su suerte pero recordó que su madre le decía que ayudar a los demás es ayudarse a sí mismo y tuvo que traerlo a rastras hasta el centro.

Xu Huang notó la mirada penetrante de aquel zorro y la volteó a ver, al parecer también pensaba que él era otra bestia más, la vio por unos segundos y apartó la mirada para continuar bajando las escaleras, tenía que apretar los colmillos cada que bajaba un escalón pero no era nada que no pudiera soportar.

Meimei se quedó incrédula, ¿acaso no la había reconocido?

¡Le había salvado la vida alguien y ni siquiera obtuvo un agradecimiento!

Cuando volviera a ver a su madre tendría que quejarse sobre sus enseñanzas, claramente había ayudado a alguien pero en vez de ser recompensada sus planes habían sido arruinados.

Y así 4 personas y bestias bajaron las escaleras en mundos diferentes.

Al llegar a la habitación de Xiao Lang, Lu Xiang se detuvo un momento y volteo a ver al leopardo.

"Yan Yan, Xiao Lang es un poco expresivo así que no lo tomes a pecho".

Xu Huang lo miró y sólo asintió ligeramente con la cabeza, a pesar de su estado actual seguía siendo un humano, no se comportaría de una forma que lo dejara en vergüenza.

Viendo la respuesta del cachorro, Lu Xiang abrió la puerta todavía algo inseguro sobre como se llevarían estos dos al conocerse.


Nota del autor:

Pobre Meimei, ser buena zorrita no le sirvió esta vez.


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⏰ Last updated: Jun 03 ⏰

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Salvé al villano al transmigrarWhere stories live. Discover now