Capítulo 3: Tarzan, bienvenido a casa.

Comenzar desde el principio
                                    

-Mi mamá, ya la conoces, le encanta hacerme venir diariamente -se encoje de hombros y voltea regalándole una sonrisa seductoras a dos chicas de segundo año que pasaban en ese momento por el pasillo y que lo miraban, en cuanto este las notó comenzaron a reír nerviosas entre ellas y se fueron rápidamente.

Patético, no podía dejar de ser un arrogante ni siquiera en momentos como este.

"¿Celosa?"

¿De dónde venía esa voz? Claro era mi conciencia que se dedicaba a hablarme como si fuese otra persona dentro de mi cabeza, ¿Que? ¿Se suponía que ahora me respondía a mi misma porque no tenía la capacidad de saber lo que quería o sentía? Capaz me ponía muy filosófica por momentos.

"¡POR SU PUESTO QUE NO!" le respondí a aquella voz, solo para acallarla.

"Entonces ¿por que te pones roja y te hormiguea el estomago?"

Y seguía molestando la estúpida voz.

"¡Tengo cólicos! claramente"

-Por cierto, Marc me dijo que si te veía te dijera lo hermosa que seguro estabas hoy y te manda un beso de su parte, te lo daría pero aún tengo códigos -Santiago se acercó de más a Michelle que solo se reía por su comentario y yo alcé la ceja sin poder creer lo que acababa de escuchar, ella golpeó su hombro apartandolo un poco.

-Dile que yo le mando otro besito, y te ordeno que a él si se lo des -ambos rieron y yo no sabía porque seguía ahí de pie observandolos en vez de darme media vuelta e irme, por lo que reaccioné y decidí hacer eso.

-Los dejo -dije dispuesta a retirarme pero Santiago me detuvo tomándome de la muñeca -¿que te pasa idiota? Suéltame.

-Solo queria decirte que debes dejar ese mal hábito de espiar, no me molesta la verdad, pero prefiero que te unas, si sabes a lo que me refiero -dice cerca de mi oído para luego apartarse con una sonrisa maliciosa y soltarme.

Mis mejillas se calentaron seguro tomando color y maldije por lo bajo por haberle dado el placer me verme sonrojada y nerviosa, el solo rió tras ver mi reacción y Michelle seguía ahí de pie mirando lo que estaba pasando sin entender nada, me quería morir de la vergüenza que esto estaba siendo, además ¿como se atrevía a decir algo así frente a la mejor amiga de su novia?, era un imbécil.

-¿Como supiste? -me miro con su típica sonrisa burlona y me guiñó el ojo.

-no soy idiota Mckenzie.

-Bueeee...eso te lo puedo discutir -me reí soltando toda la tensión que había caído sobre mi segundos antes y retomando el poder en la conversación, era una perra empoderada no permitiría jamás que ningún hombre me hiciera sentir inferior o que tenía control sobre mi.

-No eres graciosa, deja tu ironía de lado -me acerque a él y lleve mis dedos a su mejilla acariciandolo, el tacto me hizo hervir los dedos, emanaba ese calor corporal intenso, sin embargo no me aparte y lo miré seductora.

-No puedo, la ironía me prende -escuche la risa de Michelle a nuestro lado mientras intentaba ahogarla cubriéndo su boca con su mano mientras Santiago por su parte humedecia y mordía su labio inferior sin apartar la mirada de mis ojos.

-Prendamos juntos entonces. -hizo el amago de tomarme por la cintura pero lo detuve apartando sus manos con cuidado.

-Ya quisieras -mi mirada se transformó a odio puro y lo empujé recuperando el aliento y dejando que corriera el aire entre nosotros, pude notar la diferencia al separarme del calor que él me generaba, sentía como me sudaba la nuca por lo que sabía lo letal que era estar cerca de ese energúmeno.

Internado de Perras (P#1) (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora