•El hombre de las dos caras•

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Era Quirrell...

-Usted- exclamo Harry.

Quirrell sonrió.

Su rostro no temblaba en absoluto

-Yo me preguntaba si iba a encontrarme contigo aquí, Potter- dijo Quirrel con un gesto algo maléfico.

-Pero yo pensaba... Snape... Entonces _____ siempre tuvo la razón- mascullo Harry todavía aturdido cómo si no hubiese esperado verle ahí.

-¿Severus? Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él, ¿quién iba a sospechar del po... pobre tar...tamudo p... profesor Quirrell?- Quirrell rio, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda.

Para Harry aquello fue un balde de agua fría, pues se negaba a creer que era verdad lo que le decía Quirrel.

-Pero Snape trato de matarme- Vocifero Harry intentando encontrar sentido alguno a lo que veía y escuchaba.

-No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape en ese partido de Quidditch, y rompió el contacto visual que yo tenía contigo... Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba, lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contra maleficio, tratando de salvarte- soltó con resentimiento Quirrel haciendo sus manos puños.

-¿Snape trataba de salvarme?- Harry pregunto asombrado.

-Por supuesto, ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad no necesitaba molestarse... No podía hacer nada con Dumbledore mirando... Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho. Muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarte esta noche- dijo fríamente Quirrel.

Me coloqué al lado de Harry alzando mi varita en el proceso para lanzar un hechizo, sin embargo, Quirrell fue más rápido, pues chasqueó los dedos y una soga cayó del aire logrando enroscarse en el cuerpo de Harry y el mío, sujetándonos a los dos con fuerza.

-Son demasiado molestos para vivir,  deslizándose por el colegio de aquella manera en Halloween, aunque no olvidemos a la incomparable _____ que desde un principio sospecho de mí en el gran comedor- Simulo ahorcarme frente al espejo.

-¿Usted fue el que dejó entrar al trol?- pregunto Harry.

*Bueno, ya sé por qué Snape quería que viniera*

-Claro, Yo tengo un don especial con esos monstruos. No has visto lo que le he hecho al que está en la otra habitación desgraciadamente, Cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para interceptarme y no solo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho...- Hizo una pausa.

*Solo espere a que me desate y se las verá conmigo*

-Ahora esperen callados. Necesito examinar este interesante espejo- detrás de él se encontraba el espejo de oesed.

-¡Usted no me manda viejo mal oliente!- grité con molestia, sintiendo una gran impotencia al no poder desatarme.

Se volvió hacia mí, gruñéndome cómo si de un gato salvaje se tratase.

-Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra, era de esperar que Dumbledore hiciera algo así, pero él está en Londres... Cuando vuelva, yo ya estaré muy lejos- murmuró Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco, lanzándome una sonrisa cínica en el proceso.

•𝙏𝙝𝙚 𝙡𝙞𝙛𝙚 𝙤𝙛 𝙖 𝙍𝙤𝙨𝙞𝙚𝙧• (Draco Malfoy Y Tu) |1|Where stories live. Discover now