Dispuesto a oír.

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Ni siquiera en sus siete años siendo amigos había sucedido algo parecido a lo de aquel momento. Y no es que durante todo ese tiempo no hubiese pasado nada de nada, porque jugueteos, coqueteos y provocaciones mutuas siempre hubieron, pero parecía que todo tenía ciertos límites y códigos en la amistad que no le permitía a ninguno de los dos llegar más allá con el contacto físico. Por eso en la cabeza de Baekhyun existía la culpabilidad del primer y último beso que se habían dado de hace un año estando borrachos. Creía que por eso Sehun había tomado la decisión de marcharse y dejarlo así.

La amistad de Sehun y Baekhyun era hermosa, sólida y hasta "envidiable", decían algunas personas por la forma en que demostraban adorarse y cuidarse sin importar qué. También se hablaba mucho de que harían una linda pareja, pero eso ambos lo tomaban con gracia y soltaban risas negándose en el momento... siendo que en el fondo, cada uno era consciente de que estaba enamorado del otro y no tenían el valor suficiente para decírselo.

Sin duda su corazón dolía tanto por tantas razones diferentes, y en el fondo sabía que el de Sehun también por la forma en que le había hablado antes. Pese a que antes le había dicho que no le creía nada, lo conocía lo suficientemente para saber que no era un mentiroso. Al contrario, Sehun era una de las personas más dulces y honestas que había conocido en su vida. Sin él muchas cosas no hubiesen sido posibles, sin él esos siete años no hubiesen sido tan radiantes como lo fueron, y sin él los domingos por la mañana no hubiesen tenido tanto sentido como lo tuvieron.

¿Luego habría tiempo para explicaciones? Probablemente sí, porque en ese instante tenía una ensalada la cabeza de la cual no quería encargarse... menos cuando el beso iniciado por el pelinegro era lo único que le estaba viniendo bien. Demasiado bien para ser honesto, porque no sabía cómo todo había terminado siendo tan acalorado entre ellos y se encontró sentado encima del lavamanos del diminuto baño con Sehun entremedio de sus piernas, sujetándolo como si no quisiera dejarlo ir nunca más.

¿La necesidad de siete años y un año entero de extrañarse? No lo sabía, sólo era consciente de estaba en un punto en el sentía que ya no podía tomar distancia de la deliciosa boca del hombre pelinegro, cada vez necesitaba más y más como si se tratara de una nueva adicción. Había dejado de importar todo mientras lo mordisqueaba, lo succionaba e introducía su lengua suavemente en busca de un jugueteo que no tardaba en ser correspondido.

Toda la situación parecía un sueño, por primera vez en mucho tiempo sentía que no tenía que tener el control de las cosas o estar pendiente de seguir con las obligaciones que el mismo había decido tener; de hecho hasta se le había olvidado que seguía en horario laboral. Tal vez debería haber sentido todo lo contrario y haber reaccionado diferente por todo lo que había sucedido entre ellos, pero no era el caso... como bien dicen "el corazón quiere lo quiere lo que quiere". Simplemente estaba allí, existiendo y suspirando entre los besos y caricias llenos de sentimientos que compartía con la persona que hasta de hace unas horas creía que jamás volvería ver.

— ¿Hay alguien ahí?

Y ahí estaba la caída libre a la realidad, un extraño golpeando la puerta del baño. Porque sí, seguían en en el diminuto cubículo de baño que tenía el bar y ahora la cara Baekhyun no podía estar más roja.

— Definitivamente hay que hablar en casa... —Susurró Sehun a escasos centímetros de su rostro, entrelazando sus respiraciones suavemente mientras intentaba ocultar la sonrisa de travesura por lo que habían estado haciendo. Dios, conocía tan bien a ese hombre que casi ni parecía que llevaban alejados toda esa cantidad de tiempo.

— ¿En serio me lo dices ahora, Oh Sehun? —Respondió Baekhyun también en un susurro, aún con las mejillas y orejas ruborizadas, mirándolo fijamente a los ojos.— Y sí, vamos a hablar. Vas a decirme todo...

— Es una promesa. Sabrás todo, Baek.

Definitivamente ya estaba seguro de querer oír, y aún más con la respuesta del pelinegro que le brindó seguridad. Si bien los nervios hacían aparición y le revolvían el estómago, sabía que era lo correcto fuese lo que fuese porque era una conversación que se debían desde hace mucho. De una vez por todas las cosas quedarían claras y el capítulo más doloroso de su vida quedaría cerrado.


"Ahora los domingos por la mañana, solo duermo hasta tarde.
Es como si hubiera enterrado mi fe contigo."

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⏰ Last updated: Dec 03, 2022 ⏰

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