CAPÍTULO 9 ¡DE REGRESO A CASA!

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‟Desde que comencé el viaje me sentí triste, así valoré los momentos felices. Solo, pero me encontré a mí mismo, tuve miedo y descubrí el valor para enfrentarme a él. De cerca me tocó la pérdida, no fue hasta ese momento que aprecié lo que tengo"

Al llegar a mi planeta lo encuentro oscuro. De mi árbol únicamente queda un tronco con apenas vida. El arroyo que anteriormente con tanta fuerza brotaba se ha secado. Las delicadas flores a su alrededor están marchitas.

Mi luna ya no brilla, no puede reflejar la luz del sol. Este último es una pequeña chispa que se aferra a la existencia, lucha por sobrevivir, aunque apenas lo consigue. Los colores han abandonado mi mundo, ahora todo es gris, el frío lo envuelve.

Con mucho pesar, no puedo evitar llorar, todo lo que conozco, aquello que tanto amo, se desmorona.

Mi planeta ya no lo parece, se asemeja más a una roca; un asteroide sin vida flotando en medio del vacío.

Entonces recuerdo las palabras de Wanda.

¡Al llegar a tu mundo sabrás que hacer!

La esperanza una vez más destella en mis ojos, saco la pequeña llama dorada entregada por ella. La guardaba en el lado izquierdo de mi pecho, la tomo en mis manos y como si de mi último aliento se tratase soplo en dirección a mi moribunda estrella.

De repente un viento fuerte lo sacude todo, me sujeto del árbol, se escucha un fuerte sonido, la tierra se estremece, una luz intensa lo envuelve en su totalidad, apenas puedo ver.

Para protegerme mi luna se interpone entre el planeta y el sol. Un aro de fuego se dibuja en mis ojos y el cielo.

En mi viaje vi cosas impresionantes, pero nada se compara con esto.

Finalmente, por primera vez en mi mundo se observa un eclipse.

Para mi sorpresa no solo mi sol se ha arreglado, en ese preciso momento descubro que la parte que le faltaba a la luna, él la ha completado.

La vida regresa a mi hogar, veo como los primeros brotes de mi árbol comienzan a salir, la corriente de mi arroyo surge una vez más, ahora es tan fuerte que parece un caudaloso río.

Creo que el núcleo de mi mundo vuelve a latir. Las flores a su alrededor ya únicamente no nacen en su orilla, sino que están dispersas por todos lados.

Las nubes se vuelven a formar en el cielo, ya no las encuentro molestas. Supongo que perseguirme era su forma de demostrarme afecto.

¡Todo vuelve a ser igual como antes!

Pero. ¿En verdad lo es?

Mi viaje no siempre fue fácil, cuando existes nada lo es. Hubo muchos obstáculos en el camino, al final todo valió la pena para llegar aquí, a este preciso instante. Puede que en mi planeta todo vuelva a ser como era antiguamente. Pero yo ya no soy el mismo que al partir. No solo exploré otros mundos y conocí a otras personas, sino que en el proceso me encontré.

Descubrí de lo que soy capaz.

La vida nos pone obstáculos para probarnos, somos nosotros quienes medimos la fuerza con la que somos capaces de enfrentarlos.

Un viaje llega a su fin, pero al recordar las palabras que Wanda susurró en mi oído me doy cuenta de que es hora de emprender uno más.

Sus palabras exactas fueron:

‟Fue mi papá quién me creó en su mente, yo no era más que un sueño, una esperanza puesta en un futuro incierto. Fuiste tú quien lo hizo posible.

Su otra mitad, mi otro padre, quién me contaba las más bellas historias"

Wanda aún no ha nacido. El tiempo me regaló esos instantes con ella sin yo aún saber quién era, es hora de comenzar una nueva búsqueda. La de mi par.

Mientras mis pies se separan de la tierra, mi corazón se acelera. Cuando vuelva ya no estaré solo, podré compartir mi vida con alguien más y el futuro ya no albergará la duda.

Al alejarme, detrás observo la figura de un niño decirme adiós, no tiene el cabello ni la barba blanca, pero puedo ver en sus ojos que se trata de alguien conocido. El tiempo marca un nuevo comienzo, una nueva aventura.

Mi UniversoWhere stories live. Discover now