—¡Mi pequeño sobrino!

—¡Tío Bomnito!

El pequeño corrió hacia un Seokjin que parecía que los años no pasaban por él. Tan joven y hermoso como en sus veinte.

—Tú si que sabes cómo comprarme—lo cargó y le dio besitos por todas sus mejillitas sonrosadas. Namjoon se acercó a Jungkook, que aún se había quedado a un pie del ascensor observando a su hijo.

—No avisaste que venías.

—Soobin quería que fuera una sorpresa—explicó.

—Entonces prepararé el cuarto de visitas para ustedes.

—No—le interrumpió—Me quedaré en el departamento. Viviremos ahí, de hecho.

Seokjin, que se acercaba con el niño en brazos chilló infantil—¿He escuchado bien, Jeon Jungkook?

—Si. Nos quedaremos permanentemente aquí—sonrió—Creí que ya era hora de regresar.

La pareja rió mostrando su emoción. Les alegraba tener cerca a su pequeño retoño con su otro pequeño retoño. Ahora tendrían con quien pasar las navidades y años nuevos, aparte de algunas personas más. Después de todo aquel grupo formado hace diez años seguía vivo.

Se abrazaron. Ahora podrían volver a los viejos tiempos, solo que con una nueva adición a la familia: Jeon Soobin.

Las palabras no cesaban, todos se ponían al día con sus vidas.

Namjoon y Seokjin ya eran una feliz pareja de casados, al menos desde su ceremonia sentimental, la que acordaron luego de decidir qué lo suyo era demasiado especial para una frívola boda civil.

También comentaron que Yoongi y Jimin se habían casado hace unos meses, su relación se había fortalecido con los años y decidieron dar el gran paso, aunque el camino estuvo lleno de baches. Siempre tuvieron el apoyo de todos y nunca se rindieron para sacar adelante su profundo amor.

De Hoseok no había mucho que contar. Ahora recorría el mundo haciendo música. Mandaba postales de vez en cuando y a veces hacían videollamadas. Ahora su cabello había pasado a un castaño oscuro en vez de aquel llamativo rojo. Era fiel creyente de que la madurez venía con un nuevo tinte y un corte más aburrido. Él seguía siendo el mismo Hobi risueño.

Pero hubo un nombre que nunca fue mencionado, y no porque no hubiera nada que contar, pero ninguno se atrevía a decirlo.

Aunque el tema no se podría evitar por siempre.

—¿Y Yeontan, tío Nam?

El nombrado rió de manera nerviosa y volteó a ver a su esposo buscando ayuda, aunque no fue bien recibido. Suspiró—Lo tiene mi primo. Pero ya mañana volverá a casa.

—¿Podremos volver mañana, papi?—volteó a ver a Jungkook que se mordía el labio nervioso, acción que fue captada por los mayores.

—Si tus tíos pueden, podría traerte. Yo tengo que ir a una conferencia de profesores en la escuela en la que trabajaré y tú comenzarás hasta la próxima semana.

—¿Trabajarás tan rápido?—preguntó Seokjin con un puchero.

Jungkook asintió—La escuela donde trabajé me contactó. Necesitaban un psicólogo porque les había quedado la plaza libre y les urgía que estuviera presente en la conferencia que se dará mañana. No quise negarme, aunque tendré mi propio consultorio. Será un ingreso extra y no se me complica porque Soobin también estudiará ahí.

Pequeño DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora