— Vos no sabés, pero yo sí.
— ¿Qué fue lo que hiciste?
— ¿Por qué mejor no mirás atrás tuya?
Juan miró a Spreen y luego se dio la vuelta, mirando la estatua central del pueblo.
Un portal.
— Mierda, mierda, mierda — Se acercó peligrosamente a Spreen y le agarró la camiseta.— ¿¡Qué es esa mierda!?
— Y todavía falta lo mejor.
— ¡Deja de actuar como un cretino! ¿¡Sabes lo peligroso que es eso!?
— No tenía opción.
— ¿¡A dónde mierda lleva ese portal!? —La velocidad del aire empezó a ser más fuerte.
— Gafotas... Es un portal de entrada.
La mirada de Juan se transformó a una de furia.
— ¿CÓMO MIERDA SABES ABRIR PORTALES?
— He ido al Santuario más de una vez, he leído la mayoría de libros por curiosidad —se rió y le dio una palmada en la mejilla en forma de burla.
Ese no era el Spreen que conocía.
Ese no era el Spreen con el cual convivió en sus días más oscuros.
— ¿¡Qué chingados te está pasando!?
La sonrisa de Spreen era indescriptible, ni sabía si este estaba emocionado, triste o desesperado.
— Voy a ganar la guerra, solo que yo —le apretó ambas mejillas con la mano.— Ya no tendré límites.
La mirada de Spreen se dirigió al portal, donde logró asimilar como alguien salía del gran óvalo.
Lo primero que vio fue como una persona con sudadera verde y cabellos blancos salía de ese lugar.
— ¿Wacho? —Su mirada se había iluminado cuando reconoció al chico desconocido.
Spreen se separó de Juan con brusquedad y con pasos acelerados se fue acercando hacia el contrario, quién se veía desconcertado y con una hoja en sus manos.
Pero el híbrido no contaba con algo, cuando estaba por hablar, otras tres personas salieron del mismo lugar, pero estos se veían más inquietos.
— ¡Sos un boludo!
Esa voz.
— Conejo chupa pija.
Esas voces.
— ¿Pueden dejar de insultarme? ¡No es mi puta culpa que el oso de mierda no haya explicado!
El chico de sudadera verde habló por primera vez, agitando un par de hojas blancas.
— Boludos... —El híbrido habló después de entrar en razón.— ¿Son... Reales? —Varias miradas se posaron contra el oso, provocando el típico suspiro de sorpresa.
— ¡Spreen! — El chico de pelo blanco aventó la carta y corrió hasta el contrario con gran fuerza y velocidad.
— ¿Conter? — Estiró sus brazos y gustosamente recibió el abrazo, sus ojos se humedecieron al notar que la silueta que tenía enfrente suya si era real.— ¡Amigo! ¡Están aquí! —Lo abrazó con más fuerza mientras lo alzaba por los aires.
— Ya empezaron con sus homosexualidades —el chico de casco café fue el que habló.
— ¡Si llegaron! —Cuando dejó a Conter en el suelo saludó a sus otros amigos, pero siendo más "calmado", no quería más dolores por todo su cuerpo.
— Te ves... Increíble —Pero claramente su rostro expresaba asco.
— Boludo, literalmente me han explotado todo, ando en la pija.
— ¿Por esa razón nos contactaste? —El chico que no pronunciaba bien el español habló.
— Bueno... Sí, es por eso, necesito ayuda con la guerra y ustedes son los mejores.
Después de tantos días oscuros, una pizca de felicidad brotaba en el ser del híbrido, pero lamentablemente la felicidad no fue sembrada por él, la tan anhelada esperanza fue gracias a los cuatro chicos desconocidos.
Ese chico de ojos negros con cabello blanco.
No, no estaba molesto.
Todo lo que ha hecho en los últimos días fue para ver feliz a Spreen, claramente está más que contento mirando como su oso se veía más alegre con alguien más. Pero le gustaría que fuera feliz con él.
Juan lastimaba sus uñas por la fuerza que estaba generando sobre el bastón.
Los chicos desconocidos no se separaban de Spreen, incluso se habían abrazado cuando su mejor amigo fue el primero en abalanzarse contra los otros.
¿Debía de hacer algo o no?
Un nudo en la garganta le impedía el tomar decisiones.
Agachó la mirada y maldijo una vez más, debía de mantenerse cuerdo antes de que perdiera el control.
— Paren, saluden a mi amigo —Spreen se colocó al lado de Juan y le sostuvo de los hombros.
El hechicero se asustó al ser tocado, sin embargo tuvo que actuar normal ante una bola de desconocidos.
— Un gusto, soy Juan —Expresó lo más neutral que podía, pero la única cosa que lo delataba era el cambio de clima brusco.
Los amigos de Spreen fueron respetuosos al momento de escuchar Juan, sin embargo, la seriedad se terminó a los segundos, después de que estos mismos se miraron en cuanto Juan dejó de hablar.
— Boludo, habla igual que la nutria —El chico de cabellos rosas habló.
— ... ¿Nutria? —Definitivamente se enojó, y al instante golpeó a Spreen con su bastón, haciendo que este se separaran y quedara lejos.— ¿¡Qué chingados fue lo que hiciste!? ¿¡Y por qué estos pendejos saben de ti!?
— Juanito, Juanito —Con el bastón del profeta hizo que el mayor alzara el mentón.— Vos no sos el único que tiene contacto con otros universos.
El mundo de Juan se vino para abajo.
— Tus amigos significan un peligro para este universo.
— ¿Y qué harás? ¿Los matarás al igual que a Juan Qubico? —Y le fue empujando con el bastón.— Por que si planeas matarlos, primero tendrás que matarme a mí.
Los ojos color miel de Juan seguían furiosos, lo que menos quería era estar en guerra con Spreen, pero lo que este estaba haciendo iba en contra de sus principios.
— Tenemos que hablar, a solas.
— Hablaremos cuando vos estés más calmado —Le quitó el objeto del cuello y miró a los otros.— Les mostraré todo, siganme.
Los "amigos" de Spreen se dirigieron con este con una sonrisa y en todo momento rodearon a Juan, excepto uno.
El chico con orejas de conejo chocó "accidentalmente" contra Juan para después pegarse demasiado a Spreen.
Y la lluvia se desató.
El corazón de Juan se estrujó por como reaccionó su amigo.
YOU ARE READING
||Two Sides|| • Spruan •
FanfictionHistoria donde C!Spreen logró salvar el bastón del Profeta antes de que este fuera quemado. • Se shippean cubitos, no streamers. • Traumas. • Spruan.
