—Has sido lo mejor de mi vida Alessandro —lo tomé de sus manos y lo besé en sus labios—. Te amo y siempre lo haré.

—Chiara no.

Observé a mí alrededor como todo perdía su color y se volvía a blanco y negro.

—Regresa Aless, cuida de Alessio.

Solté sus manos y pronto su figura comenzó a desparecer.

—No existe un fin para aquellos que se aman —fue lo último que dijo antes de que su figura se esfumara por completo.

El dolor en mi cabeza, y los sonidos que escuchaba me hicieron abrir mis ojos. Visualicé la figura de Alessandro apoyado sobre mis piernas, apreté su mano con fuerza para que pudiese despertar. Él se removió poco a poco en el lugar en que se encontraba. Levantó su vista incrédula para verme a los ojos.

—Chiara, Chiara...

No podía hablar por la máscara que llevaba puesta, no podía ni siquiera moverme por el adormecimiento de mis piernas.

—Despertaste, despertaste —dijo emocionado. Los ojos se le llenaron de lágrimas—. Si volviste, decidiste regresar como te lo pedí en ese sueño.

Alessandro dejo un beso en mi cabeza antes de ir en busca del médico, después de aquello solo recuerdo que el doctor mencionó que había pasado una semana desde el parto y todas las complicaciones por las que había pasado. Y que ahora verificarían que no existieran daños en mi sistema. Me quede allí hasta que me lo pidieron y después de un tiempo de exámenes fui llevada a una habitación.

**

Llevaba tres días desde que había despertado del coma, Alessandro no se había movido ningún momento de mi lado y ahora estábamos más que emocionados por ver a Alessio. El medico había recomendado traerlo para que el bebé se acostumbrase a mí y pronto sabríamos si podríamos llevarlo a casa.

—Aquí esta —Alessandro atravesó la habitación con él en sus brazos—. Conocerás a mamá.

Alessio lloraba intranquilo en sus brazos, y Alessandro estaba intentando disimular sus nervios.

—No sé qué ha sucedido, estaba muy tranquilo en el cunero.

—Lo estas cargando mal Aless —le respondí con una sonrisa porque se me hacía muy tierna su forma en que trataba de sujetarlo.

Alessandro se acercó hasta mi para dejarlo en mis brazos, el bebé dejo de llorar inmediatamente.

—Se ha calmado contigo —dijo él—. El medico dijo que necesitaba madurar su pulmones, pero yo creo que le funcionan perfectamente —se burló.

—Hola mini Aless —sostuve su pequeña y frágil mano en la mía—. ¿Me recuerdas? Soy quien cumplía tus antojos a mandarina, soy tu mamá —froté mi nariz en la suya y él comenzó a removerse inquieto.

Fue inevitable no derramar mis lágrimas, fue inevitable no sentirme emocionada de saber que él ahora estaba conmigo y estábamos juntos de nuevo.

—¿Tienes hambre cariño? Mamá cuidará de ti, lo hará siempre —descubrí uno de mis pechos y lo acerqué para que el pudiese alimentarse de mí.

—¿Estas segura de que puedes amamantar?

—Sí, el medico ha dicho que es necesario —le respondí a Alessandro mientras acomodaba a Alessio en mis brazos—. No puedo creer hay pasado una semana y media, ha crecido un poco. Mira su cabello Aless, es hermoso.

Alessandro sonrió con aquella imagen. Se acercó hasta nosotros y se hizo a mi lado para rodearnos con sus brazos y darnos un tierno beso a ambos.

—Mi familia está reunida al fin conmigo —dijo conmovido.

FrágilWhere stories live. Discover now