No tenía otra elección.

Quizás, si la hermosa criatura que se mordía los labios delante de él nerviosa hubiera sido un cambiante, quizás habría sido más sencillo para él y su pantera que se retorcía en su interior.

Pero ese no era el caso y cada paso que avanzaba el Alpha, ya había sido calculado en su mente para obtener el resultado que quería.

—Decía que... —Lan WangJi se levantó de la silla y rodeó lentamente la mesa.— Solo tienes dos opciones, pequeño. Podemos ir a la policía y explicar cómo te "encontraste" mi cartera o puedes hacer un trato conmigo.

Al terminar la frase, su cuerpo quedó frente al de Wei WuXian apoyado contra el borde de la mesa, cruzó sus brazos y esperó la respuesta sin apartar ni un segundo su mirada de los ojos del humano.

Sin embargo, ninguna palabra salió de la boca del menor.

—De alguna forma tienes que pagar tu deuda. —presionó un poco.

Y funcionó, pues al escuchar la palabra "deuda", Wei WuXian lo miró desafiante.

"Ahí está..." —gruñó su pantera.

—No. —contestó inmediatamente el menor.— No he cogido nada, lo prometo.

Wei WuXian empezó a sudar.

—No debí de robarla, lo siento. Estuvo mal, lo sé, pero la he devuelto. —miró ansioso la cartera que estaba encima de la mesa.— Puedes mirar dentro de ella, de verdad que no he tocado nada. Miré por encima las tarjetas y... ¡Y quizás he cogido 15 yuanes, pero yo no...!

Comenzó a hiperventilar ante la ansiedad de acumular otra deuda. Sus manos se movían casi temblorosas y sus ojos iban de un lado a otro.
No podía, simplemente no podía permitirlo.

—Lo siento, de verdad... —su cabeza daba mil vueltas ante los pensamientos.— No tengo 15 yuanes ahora pero, pero puedo conseguirlos en... Dame tres días... ¡No! Solo uno, de verdad... Yo...

Un ronco y profundo gruñido salió del interior del Cambiante, provocando que el humano jadease por última vez y se quedó totalmente quieto.

Para otra persona, aquél sonido gutural habría sido una clara amenaza e incluso una advertencia letal, pero para Wei WuXian fue algo a lo que se aferró sin pensarlo dos veces, logrando salir de aquél ataque de ansiedad.

No fue el sonido lo que comenzó a calmar el cuerpo del menor, el gruñido simplemente fue el bote salvavidas que necesitó para dejar de hundirse en la desesperación; sin embargo, fueron los ojos del felino los que ardieron en su interior apaciguando lentamente el miedo del humano.

"Felinos" remarcó Wei WuXian, esta era la segunda vez que los presenciaba de cerca y era gracioso pensar en cómo palabras tan completamente opuestas habían ocupado su cabeza en ambas situaciones.

"Peligro" y "seguridad".
"Letal" y "hermoso".
"Frío" y "cálido".

Aquél dorado en sus pupilas era la puesta de sol más bonita que había visto nunca, solo que en vez de ver como se apagaba lentamente en el cielo, esta mantenía la intensidad en sus ojos.

Ojos que solo lo miraban a él, un simple humano.

"Simple", su mente se rió de él, haciendo que volviera a la realidad.

—No tengo nada que ofrecerte. —dijo serio.— Y para ser sinceros, tú lo tienes todo.

Había pasado de ser un pobre gato asustadizo a uno que comenzaba a sacar las garras.

Un cambio que, aunque a la pantera le gustara la rivalidad, había sido algo psicológico y la parte animal lo había sentido en los matices agrios de su aroma.

Presa del placer.Where stories live. Discover now