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Después del incidente, Luzu y Vegetta comenzaron a frecuentarse, por excusas tan banales que incluso parecían demasiado tontas para otros, pero muy convincentes para los implicados.

"Luzu, hoy quitaron una flor frente a mi casa, deberías venir a ver el espacio que dejaron"

"Sam necesito que me ayudes a revisar los documentos que tengo."

"Me han puesto un cartel en la puerta Luzu."

"Necesito que vengas, encontré un cerdito merodeando por la alcaldía."

Claro que nadie del pueblo era imbécil, todos habían notado lo cercanos que el alcalde y el ministro se habían vuelto, rumoreando por las calles de una relación secreta entre ambos.

Mientras, por otro lado, dos híbridos estaban detestando toda aquella situación. Quackity no podía ni siquiera concentrarse en su revolución, deteniendo todos sus planes para poder poner en órden sus ideas. Mientras que Rubius trataba de mantenerse sexualmente activo con su esposo, quien, en más de una ocasión, lo había mandado a la mierda por no saberlo satisfacer y por estar desconcentrado mientras lo hacían.

Ambos jóvenes estaban frustrados.

¿Cómo era posible que un día se sintiesen en la cima y al otro se hayan caído de ella hasta un pozo sin fondo?

— Ya estoy hasta la puta madre Cochi, hablamos mañana. Ah y dile a Rubius que necesito hablar con él. — Su primo asintió, saliendo de la habitación, dejando al híbrido solo.

— Yo también necesito hablar contigo. — No pasaron ni dos segundos de que su primo había salido cuando el castaño se presentó en la habitación.

— Bien, seré directo porque ya me duele la pinche cabeza. Quiero separar a Luzu y Vegetta, ¿Cómo lo haremos? No sé, me vale madres. Pero no quiero verlos juntos. —

— Pienso lo mismo. Vegetta debería estar rogándome para que esté con él, debería de pedirme que me divorcie para que nos casemos, no que este de novio con el puto alcalde. —

— ¿Tienes una idea? —

— Justo mi esposo me dió una en la mañana. Interponernos entre ellos. —

— ¿Cómo? —

— Pídele perdón a Luzu, finge que te arrepientes, seducelo otra vez, prometele que está vez solo estarás para él. Y de Vegetta yo me encargo. —

— ¿Y si sale todo mal? —

— Fácil, los matamos. —

Ese día, Luzu y Samuel habían quedado para hablar cosas de la alcaldía supuestamente, quedándose de ver en su lugar ya no tan secreto, pero que ahora significaba más para ambos

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Ese día, Luzu y Samuel habían quedado para hablar cosas de la alcaldía supuestamente, quedándose de ver en su lugar ya no tan secreto, pero que ahora significaba más para ambos.

Luzu llegó primero, ya que Vegetta tenía que hacer unas remodelaciones en su castillo, por lo que se sentó apoyado en el tronco de un árbol para esperarlo.

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