EL LIBRO DEL AMOR (RAYLLA)

CAPÍTULO I

SCYLLA RAMSHORN

Escritora

Nueva York.

La tasa de café humeante estaba sobre el escritorio y varias hojas de papel se mantenían regadas por doquier con frases escritas a la deriva. La escritora Scylla Ramshorn observaba la ciudad desde su lujoso departamento en Nueva York. Su teléfono no paraba de sonar desde hacía varias semanas. Estaba cansada y agobiada por la cantidad de personas que querían hacerle entrevistas sobre su nuevo libro llamado precisamente El Libro del amor; una novela inspirada en historias de amor que jamás ha vivido. ¿Cómo puede alguien que no ha conocido el amor verdadero, poder escribir sobre él?, no lo entendía. Pero las ideas fluían y fluían como cascada en su imaginación y podía crear las más románticas historias de amor que habían llegado al corazón de millones de lectores.

Scylla era una atractiva mujer de 26 años, nacida en Suiza y que vivía desde hace un tiempo en Estados Unidos. Estudió la carrera de Filosofía y letras en la Universidad de Nueva York, donde finalmente se quedó a radicar. Luego de trabajar en un puesto gubernamental, descubriendo que no era lo suyo, decidió plasmar ilusiones y sentimientos en un diario, las cuales poco a poco se convirtieron en historias, naciendo la idea de escribir y publicar un libro. Siendo una escritora joven y desconocida, las cosas no fueron nada fáciles para Scylla, pues tuvo que acudir a varias editoriales para que confiaran en ella. Finalmente, fue la Editorial Morrigan quien le dio un voto de confianza y ahora ella era considerada una de las escritoras más exitosas del último año, según la revista FORBES.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta principal abriéndose. Su amiga Erin entró llevando consigo unas bolsas con comida china.

Hola. ¿Me puedes ayudar con esto?

—¿Esperamos visitas? —Dijo al observar varias bolsas de comida.

—No, pero sabes lo mucho que me gusta la comida china.

—Eso explica la cantidad exorbitante que has comprado.

—Deja de quejarte y mejor ayúdame a poner la mesa.

Erin era una buena amiga de Scylla desde la Universidad, trabajaba como redactora en un diario local, pero fue despedida en un recorte de personal. Fue entonces cuando la escritora le ofreció ser su asistente, dándole estabilidad laboral con un buen sueldo.

—El teléfono volvió a sonar.

—Sé que odias las entrevistas, pero tienes que decidirte por una o dos al menos. Es importante la promoción del libro. 

—Mi editora hace esa parte.

—Anacostia lo promueve, pero la gente quiere acercarse a ti y conocer más de la enigmática escritora Scylla Ramshorn. Hacer entrevistas es importante, te lo digo yo.

—No exageres, no soy enigmática.

—Vamos Scylla, la gente quiere conocerte.

—Ya me conocen, mi rostro está por todo Nueva York.

—Eso no es conocerte. Quieren hablar contigo. Preguntarte cosas, profundizar.

—No me gustan las entrevistas.

—Ahora eres famosa, debes acostumbrarte.

—No sé qué decir.

—Puedo controlar el rol de preguntas para que no intenten intimidarte, pero sabes que el tema principal debe tocarse y la pregunta obligada será. "¿Ha estado Scylla enamorada tan intensamente como su personaje Raelle?"