Cyno por su parte soltó un gruñido al escuchar el nombre de alguien otra persona que no fuera él, acababa de descubrir que era algo celoso aunque quizás era más por la situación en la que estaban, ya que conocía al susodicho y en general le agradaba.

-¿Oh? ¿El gran juez está molesto porque mencioné el nombre de otro hombre? No sabía que eras celoso Cyno- se burló la guarda forestal dejando los papeles en la mesa nuevamente, nuevamente estaba haciendo esos movimientos seductores.

-Solo me preocupa que quieran tomar lo que considero mío- Murmuró acortando la distancia entre ambos sin permitir que la de rasgos de zorro pueda escapar de él aunque probablemente ni siquiera lo intentaría.

Ambos se observaron fijamente cómo si de una batalla de miradas se tratara y el silencio solo fue interrumpido por la guarda forestal.

-¿Sin arrepentimientos?- pregunto colocando sus manos en el broche de la capa del de tez morena, mientras la desabrochaba en espera de su respuesta.

-Ni en esta ni en ninguna otra vida me arrepentiría si es algo relacionado a ti- Susurró plantando sus labios en los de ella apenas fue despojado de su capa.

Esa noche sin decirlo explícitamente se había dicho todo y habían decidido dar un gran paso en su nueva relación, realmente poco les importaba ir rápido porque se conocían perfectamente.

Solo la arena y la luz de aquella antorcha fueron testigos de sus deseos y pasiones que se tenían, claro que sentían algo de vergüenza por está nueva faceta en sus vidas pero ninguno se arrepentía al contrario deseaban más...

Cuando Tignari despertó se encontraba en la cama improvisada dentro de aquella casa que ya comenzaba a ser bastante familiar y aunque sobre ella descansaban las cobijas que les habían prestado también estaba abrigada por aquella capa tan familiar.

Miro a su alrededor, encontrando su ropa perfectamente doblada pero sin rastro del albino a su lado.

Se sentó un poco molesta por dicha ausencia pero luego sus pensamientos fueron a algo más importante ¿Debería tomar algún medicamento? Sin duda es algo que debería discutir con Cyno porque sobre todo ambos eran personas sumamente ocupadas.

Tomo sus ropas y se vistió para luego salir, se sentía algo adolorida y extraña, el ojirojo había sido algo brusco con ella en la noche y por supuesto le reclamaría.

Al salir de aquella casa pudo ver al albino juguetear con algunos niños, al parecer ellos tampoco le temían a pesar de su semblante serio a diferencia de los adultos que sabían perfectamente quien eran y aveces incluso lo evitaban.

-¡Nari! Ya despertaste ven a jugar con nosotros- Exclamaron los niños acercándose con ella sonrientes.

Ella les acaricio la cabeza y sonrió amablemente, sin duda le gustaría hacerlo pero en parte ya tenía que volver a casa.

-Lo siento niños pero debo pedirle a cierta personita que me ayude a volver a mi villa, me esperan para que les ayude con algunos trabajos, además debo preparar los medicamentos que les prometí ¿Se los van a tomar verdad?- Hablo animada.

Entre preguntas y algunas respuestas los niños al final se despidieron de ella un poco resignadose pero con la promesa de visitarlos pronto pues tenía que traer el medicamento y ver si sería posible la creación de aquel vivero para que la aldea de autosuficiente en ese aspecto.

-¿Dormiste bien?- Pregunto el de tez morena acercándose a juguetear con las manos de su contraria.

-Dormi bien hasta que desperté y vi que mi pareja no se encontraba a mi lado- Gruño bajando un poco las orejas en señal de molestia.

-¿Oh? ¿La guarda forestal molesta porque su hombre no estaba en la cama con ella? No sabía que necesitarás mucho de mi presencia Nari- Hablo divertido hasta que repentinamente su expresión cambio a una sorprendida - Espera ¿Dijiste pareja?

Nari buffo un poco molesta, justo utilizo su mismo comentario que ella hizo anoche pero luego simplemente decidió ignorar la pregunta del albino.

-Dimos un gran pasó anoche... No creo que sea prudente adelantarnos tanto o ¿Si?- Murmuró colocando sus manos en su vientre.

Si bien era extremadamente pronto, era claro que ambos sabían lo que venían después... Nueve meses después pero Nari no iba a esperar a saber si estaba o no embarazada para ir pensando en el futuro.

-¿Que es lo que quieres tú? Yo aceptaré lo que decidas y te apoyaré en eso no hay duda alguna- Murmuró dudoso de tomar sus manos.

Nari sabía que ya el simple hecho de verlos juntos era peligroso sobre todo en el desierto y por ello no le reclamaría a Cyno "su frialdad" así que saco un medicamento que hizo antes de salir de la casa para luego tomárselo, llegando a la villa haría algunos más solo para estar segura.

-Esperemos, es lo más prudente- afirmo no muy convencida emocionalmente pero si de forma racional.

-Bien, prepara a tus cosas, está tarde nos vamos a Caravasar Ribat- Afirmó con tranquilidad.

Y así fue, apenas el sol bajo lo suficiente para no desmayar a Tignari ambos partieron de la villa Aaru con la promesa de que la próxima vez traerían los medicamentos y una propuesta para el vivero y algunas plantas.

El camino fue silencio y mucho más rápido de lo que recordaba la guarda forestal, por supuesto mucho menos tenso y aterrador por tener que llevar a Cyno en su espalda.

-¿Cómo te sientes? ¿Necesitas agua?- Cuestionó el albino ofreciendo su cantiplora.

-Descuida puedo llegar a Caravasar sin problemas- Aseguró sonriendo aunque la mirada insistente del ojirojo le hizo cambiar de parecer -Bien...dame eso.

El gran juez a pesar de mantener su seriedad se veía bastante feliz de que Nari tomara agua, la de rasgos de zorro podría jurar que veía brillos alrededor de él si prestaba suficiente atención.

Y cuando por fin llegaron a Caravasar la noche ya había caído ayudando a pasar desapercibidos para continuar su viaje, al menos hasta que decidan acampar.

-Ah que alivio sentir la comodidad de un clima fresco y húmedo- Exclamó la guarda forestal con felicidad de volver a su zona de confort sin embargo la lluvia comenzó junto algunos relámpagos.

-Excelente bienvenida- Murmuró el gran juez buscando algún escondite para evitar la lluvia.

-Definitivamente no extrañaba los truenos- Gruño tapa sus oídos y siguiendo a su contrario.

Una vez a salvó de la lluvia y más cómodos encendieron una pequeña fogata con la madera que consiguieron para secarse por suerte Nari se había puesto su aceite especial para estás ocasiones.

-Ven aquí al menos tenemos la suficiente privacidad... Llevo todo el día queriendo abrazarte - Murmuró el albino realizando dicha acción.

-Solo momentos así es cuando tendremos más privacidad, será complicado pero no imposible... Hmm, sugeriría hacer un horario pero con tu trabajo sería complicado- contento la de rasgos de zorro acomodandose en sus brazos.

-Podría intentar visitarte una vez a la semana aunque claro, habrá momento en los que quizás pasen un par de meses hasta que pueda ir a verte- Explico besando el cuello de la de cabellos negros.

-¿Y si intentamos mantenerlo igual que siempre? Creo que sería más fácil, estamos acostumbrados a eso- sugirió acariciando la cabeza del albino con suavidad.

-Bien pero deja de pensar en algo que no sea yo- pidió el gran juez para luego "atacar" a Tignari con besos y caricias que pronto fueron escalando a algo más apasionado, definitivamente Cyno no iba a perder las oportunidades.

El secreto de TignariWhere stories live. Discover now