Y no me sorprende en lo absoluto; el hombre que conocí hace un par de años podía llegar a ser pesado y odioso, pero nunca dejó de ser un caballero, ni antes del juicio, ni durante y mucho menos después de él. Claro, que esto no quita que su comportamiento de hace unas semanas sea o no justificativo, me ofendió y molesto, sin embargo, me sentí más sorprendida entonces con ese comportamiento, que con este.

Y no sé sí es que estoy diseñada sólo para ver y quedarme con la mejor parte de la gente, pero sí en balanza ponemos las malas y buenas actitudes de este hombre por el tiempo que nos hemos conocido, quiera o no, me corresponde aceptar que no ha sido una mala persona.

Es por ello que bajando la mirada doy un breve asentimiento ante sus ojos fijos.

—Como hombre te lo debo. No debí tratarte como lo hice.—se inquieta.—Y creeme que me he sentido como un imbécil por eso estos días...

—Sólo...

—No hay justificación alguna, mucho menos cuando sabía que estabas en embarazo.—sigue sin dejarme hablar; lo hace a razón de que cree, quizá, que al hacerlo pediré que se marche, cómo en los últimos días.—Pero fueron muchas cosas en tan poco tiempo; te fuiste sin decir nada, y al volver después de semanas te encuentro con tu ex, a medio vestir y el vientre crecido... Y yo...

—Antes de eso, lo nuestro había acabado, Kyle.—corto dejando claro y alza la cara para mirarme.—Te lo dejé claro.

Vuelve a desviar la mirada, y ausente asiente sonriendo luego de una forma algo agría.

—Creí que había sido una simple discusión, un mal entendido que más tarde en la cena solucionaríamos...

—No te dí razones para creer esto.—asumo seria.—Recuerdo haberte dejado muy claras las cosas.

Apretando los labios y dando un asentimiento, acepta lo que digo sin mirarme, pero lo hace tres segundos después para hablar:

—Yo no le pedí a Mía que me dijera todo eso, Ám.—se apura por dejar claro y suspiro volteando a otro lado.

—Lo sé, Kyle.—inquiero en voz baja.—Mi hija me contó como se dieron las cosas.—lo miro.—Joder;—reprimo una risa irónica.—No es eso lo que me enojó, porqué sé que Mía puede ser demasiado conversadora...

—¡¿Entonces que sucedió?!—se exaspera en un segundo, pero no pierdo la calma.—¿Por qué te fuiste? ¿Por qué hacer esto? Creí que en serio estábamos tratando de que funcionase, y de pronto llegó y me encuentro a ese asesino contigo.

Aprieto los labios desviando la mirada, haciendo que por mi reacción se yerga recomponiendose.

—Explícame.—pide.—Sí sabes cómo pasaron las cosas, dime porqué carajos tiraste todo a la mierda.

Sintiéndome mal, volteo a mirarlo y asiento.

—Sólo una cosa te pedí Kyle.—contesto.—Tú fuiste claro al decirme que no dejarías de buscar la manera de hundir a Damián, y aún sabiendo que hablabas del papá de mi hija, sólo una cosa te pedí; “Dejanos fuera de esto”.—repito lo que hace meses exigí y él empieza a negar.—Sé que Damián buena persona no es, que tienes personalmente tus problemas con él.—hace mala cara, porqué aunque sabe que sé mucho, no tiene nada para probarlo, y le irrita que hable como sí todo fuera una suposición suya.—Por esa misma razón no intervení cuando me dejaste claro que ibas trás el hombre que es la adoración de mi hija, pero eso no quita que me molestase y pareciera algo cruel y bajo, él que intentarás utilizar lo que ella te dijo a tu favor.

Mil razones Where stories live. Discover now