𝐌𝐘 𝐆𝐈𝐑𝐋 ♡ | Yandere Boku No Hero (Cancelada)

危険 • 𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑

Las voces de sus compañeros eran fuertes, animadas, esperanzadas.

Ella no sentía aquellas emociones provocadas por está situación. Sus cabellos era suavemente movidos por el viento que parecía cargar con su tranquilidad.

Lentamente fue cayendo en la somnolencia del aburrimiento. Era aburrido de ver el comportamiento de esos seres que no hacían nada más que entretenerla por un breve periodo.

Su mirada no indicaba más que aburrimiento ante el mediocre desempeño de sus compañeros.

Al momento de hacer sus pruebas le fue de maravilla, aunque eso no lograba contentarla en lo más mínimo.

Mientras ella intentaba mantenerse despierta, el resto de sus compañeros no paraban de mirarla, conversar acerca de su belleza y compararla como alguien con experiencia en esa área.

"Señorita y/n, le pediría porfavor que no hiciera una demostración de su poder."

Ella asintió, miro a la nada, pensando en algo que cantar.

Pensó en esas mujeres Irlandesas con las que había hecho una canción. Pero antes de que pudiera realizar algún movimiento alguien arrebato la pelota de su mano y la lanzó con una fuerza que causaba impresión a el resto de individuos presentes.

Todo paso como en un flash, la pelota había sido lanzada y había quedado en un lugar aceptable, la joven se había quedado viendo a la nada durante unos instantes, cuando volvió en si inmediatamente volvió al fondo del grupo.

¿Cómo estarían sus hermanos? Desde que se había quedado en entrenamiento intensivo le preocupaba más de lo que sus padres desearían.

El resto de las clases fueron normales, cuando fue la hora de salida salió corriendo. ¿Emocionada? Un poco.

En vez de ir a esa limusina que la esperaba para otras tortuosas horas de entrenamiento corrió directamente para lo que ella llamaba hogar.

Cuando llego cayó rendida en la puerta, abriéndola por su peso. El silencio sepulcral de la habitación daba escalofríos, no había un alma en la casa, ni el propio Sebastian que pensó que lo dejarían fuera de esto.

Subió las escaleras y camino pesadamente y llego hasta su cuarto. Había una mesa y una máscara de kitsune en el centro de ese lúgubre lugar, se puso la máscara y se llevó todas las armas que pudo cargar en su cuerpo y escapó, saltando entre los techos de la cuidad alumbrada por la luz del atardecer.

Lo que no sabía, o más bien no le importaba, era la vista que un héroe alado le estaba dando, deseaba saber que estaba haciendo. ¿Sería una mercenaria? ¿Estaba huyendo de casa? ¿Era parte de los Yakuza? Miles de esas preguntas revoloteaban en su mente.

Lo que no podía negar era que se veía hermosa, pero lastimosamente tuvo que dejar de seguirla y continuar con su trabajo.