Miró hacia arriba, más allá de la cabeza de Beomgyu, las velas esta vez, dejaban a la vista con claridad las nalgas de Beomgyu, empinadas gracias a la posición del demonio.

Eran bonitas, grandes y su espalda curvada no hacía nada para evitar que Yeonjun quisiera follarlo.

El demonio no mintió, era justo el tipo de hombre que Yeonjun follaría sin dudarlo.

Regresó su vista hasta el rostro de Beomgyu. Empujó la cabeza de Beomgyu hasta arriba, los rojizos labios del demonio estaban humedecidos, un poco de saliva caía seductoramente por la comisura de su labio.

Yeonjun pensó que no era del todo una locura.

Con el fuerte agarre en los cabellos rojizos, bajó hasta la altura de Beomgyu y lo jaló con fuerza hasta su boca.

Yeonjun gimió con fuerza. La boca de Beomgyu estaba caliente, tenía un sabor único y era pecaminosa. Chupó con fuerza el labio inferior, pensando que el demonio no permitiría dejarlo llevar el control, pero se tragó sus pensamientos cuando Beomgyu solamente abrió ligeramente su boca y dejó que su lengua pasara libremente.

Yeonjun lo sintió reírse. Tan malditamente soez, Yeonjun deseó follárselo en ese maldito instante, sin ninguna preparación, oírlo gritar su nombre. Yeonjun podría recostarlo con un poco de fuerza, y el demonio no podría hacer nada, sólo aceptar su polla y dejar que Yeonjun lo follara hasta el cansancio.

Soltó los labios del demonio, encantado por el hilo de saliva que los mantuvo unidos por unos instantes más.

Beomgyu lo miró con una sonrisa arrogante.

—Pensé que te llegarías solo con un beso—chistó, viendo la cara de Yeonjun desfigurarse en un gesto ofendido—Supongo que es bueno, no todos aguantan los besos de un demonio.

Yeonjun estaba quizás, sorprendido. No pudo evitar sentir que era algún tipo de halago.

Beomgyu se rió.

¿O era un insulto?

—¿Quieres saber algo divertido, Yeonjun?—cuestionó, llevó su mano de nuevo hasta la polla de Yeonjun. Se vio sorprendido cuando la mano de Yeonjun lo acompañó en un duro vaivén.

Yeonjun se mordió los labios. Miró sus manos juntas sobre su propia erección, la manos de Beomgyu no eran grandes, las propias lo eran más, aquello no lo hizo sentir desanimado.

—Dime—Yeonjun dijo. Beomgyu pensó que era un hombre de pocas palabras.

El demonio lo miró, dulces ojos oscuros bajo las largas pestañas lo saludaron. Yeonjun se sintió sin aliento, aunque se estaba acostumbrando a este tipo de efecto que le provocaba el demonio.

—Los íncubos son extraños—empezó diciendo, llevó uno de sus dedos hasta la punta, presionó con fuerza la punta rojiza—Normalmente, un humano hombre no puede lubricar—dijo concentrado, aún totalmente atento a la polla entre sus manos. Yeonjun lo miró fascinado—Los íncubos sí.

Yeonjun ahogó un gemido.

¿Cómo?

—¿No tienes curiosidad?—preguntó.

Yeonjun asintió, cobrando valor que había desaparecido hace un tiempo. Mientras Beomgyu seguía masturbando su polla, Yeonjun llevo sus dedos hasta el agujero de Beomgyu. Primero, pasó sus manos por todo su trasero, amasando la piel suave por su camino. Entonces, encontró lo que quería.

Jodidamente mojado. Yeonjun gruñó. No pudo evitarlo, la humedad en Beomgyu lo hacía sentirse menos que primitivo.

Dejó que uno de sus dedos entrara, sintiendo como la humedad manchaba sus dedos. Totalmente caliente, recibió sus dedos como si aquello no significara nada. Y aún así, su agujero le otorgó una estrechez perfecta.

no satisfaction ○ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora