-No hay nada que pensar-.

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Sentía su respiración entrando y saliendo de su garganta, quemándola en el vaivén, recordándole que seguía viva cuando, en realidad, hacía largo rato que aquello no era del todo cierto.

Era consciente de que todos sus órganos vitales estaban intactos, que toda su sangre fluía sin escape dentro de su cuerpo, que todo funcionaba con perfección en su interior... pero llevaba casi veinte minutos sin sentirse latir el corazón.

Habían disparado a Judith.

La habían herido, Daryl había gritado y ella había llegado justo en el instante en el que la pequeña se desplomaba en el suelo.

Y ahí, justo ahí, todo se había detenido y se había acelerado al mismo tiempo: los segundos habían comenzado a pasar con extrema lentitud mientras que, a su alrededor, todo se movía demasiado rápido.

El tiempo no avanzaba, la situación no mejoraba un ápice, pero ella llevaba veinte eternos minutos disparando con rabia, clavando el cuchillo una y otra vez en las cabezas de aquellos caminantes que no dejaban de aparecer frente a ellos.

Veinte minutos en los que sentía que lo único que había podido hacer por Judith era abrirle paso a Daryl para que él pudiera llegar cuanto antes al hospital.

¿Estaría ya allí?

¿Habrían podido atenderla?

¿Estaría por fin a salvo?

Tragó saliva y dio un par de pasos atrás para ganar distancia y poder disparar, dejando así otro hueco que, por fin, en vez de llenarse de nuevo, empezó a hacerse cada vez más grande.

Los caminantes no estaban desapareciendo, pero sí se dispersaban. Algunos, muchos en realidad, habían caído para yacer finalmente en el suelo, pero los demás parecían buscar otras víctimas que no fueran ellos, habían dejado de agruparse enfrente y caminaban por todos lados, persiguiendo a gente que corría, a gente que gritaba, a gente que, aterrada, moría sin poder defenderse.

Era el caos, un caos que benefició su carrera hacia el hospital, pero que chocó contra ella en cuanto cruzó la puerta.

-Joder- escuchó decir a Maggie que, tras ella, también frenó en seco al ver aquel lugar tan infectado de caminantes como lo estaban las calles.

-No podemos entrar- afirmó Magna.

-Si Daryl está dentro...- Rosita no se atrevió a continuar.

-Seguramente se haya ido cagando leches a otro sitio al ver como estaba esto- intervino Negan.

Y, aún así, Carol avanzó decidida a buscarle, a confirmar que no estaba allí, que no había entrado, que no se había topado con ninguno de todos aquellos muertos dispuestos a acabar con Judith y con él.

Connie la agarró al instante del brazo y le negó exageradamente con la cabeza.

-¡Daryl!- vocalizó para que ella le entendiera, pero también lo gritó.

-Carol, vamos a pensar primero...- ahora fue Maggie la que intentó frenarla.

-No hay nada que pensar- se soltó de la mano de Connie y empuñó su cuchillo en el aire para girarse y clavárselo a otro caminante.

-Id algunos con ella- escuchó a su espalda, pero ni siquiera se volvió para ver quién la seguía.

Solo pensó en avanzar, en abrirse camino, en ir cruzando pasillo a pasillo, descartando habitación por habitación... haciendo que poco a poco la calma fuera volviendo a ella, que su mente fuera olvidando la posibilidad de que hubiera llegado a entrar allí donde la mitad de los pacientes, familiares y médicos ahora perecían en el suelo envueltos en sangre y tripas.

Rezó en silencio y a todos los dioses en los que, con los años, había dejado de creer, para no encontrarle allí, pero... ¿dónde estaría si no?

¿Había algún sitio seguro a caso?

¿Qué lugar que no fuera aquel podría salvar a Judith?

Otra vez el cuchillo en otra cabeza y esta vez sintió como la sangre le salpicaba no solo en la ropa sino también en la cara.

Empujó a otro par, abrió otra puerta y suspiró antes de subir las escaleras.

Más caminantes, más gente muerta y un soldado tirado en el suelo junto a más sangre y más tripas.

Giró hacia el otro lado y fue acabando poco a poco con todos los que se le iban cruzando, hasta que la voz de Ezequiel se alzó por encima del murmullo de la multitud para volver a detener el tiempo.

-¡Está aquí!-.

Boom. Un latido: una respiración.

Boom. Otro latido: un sinfín de caminantes a su alrededor.

Boom. Otro: tres zancadas.

Boom. El tacto de la pared y la mirada casi rota de Ezequiel.

Boom. Su voz, Carol, como un intento de frenarla, de agarrarla para que no se cayera al suelo, para calmarla.

Boom. Último latido: el umbral de la puerta permitiéndole ver a Daryl y Judith tirados inconscientes en el suelo.



Silencio.



Boom.

Boom.

Boom. Boom. Boom. Boom. Boom. Boom.

-Carol-.

-No- susurró. -No- avanzó. -No- frenó y cerró los ojos. -No- sollozó.

-Carol- la agarró Ezequiel por detrás.

Y como si aquel gesto la quemara, como si ese acto de consuelo la rompiera aún más, cayó al suelo como un fardo, clavó sus rodillas sin piedad y buscó con sus manos los laterales de su chaqueta y el calor de su cuerpo antes de volver a sollozar.

-Daryl...-. 

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⏰ Last updated: Nov 13, 2022 ⏰

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