Dividida (Eddie Munson & Steve Harrington)

Capítulo 19 "En llamas"

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Alerta de contenido sexual, si no te gusta leer este tipo de cosas te aconsejo saltar hasta que vuelvas a ver el icono de advertencia 🤠

Sentir como el calor se extendía por mi cuerpo era realmente maravilloso. El beso había subido de tono y no podía negar que estás nuevas sensaciones me tenían vuelta loca, mas porque lo estaba viviendo con Eddie.
 
     -Ven aquí amor -se sentó y palmeo sus piernas para que me pusiera sobre él. –
 
Obedecí y me puse a horcajadas. Sus manos se instalaron rápidamente en mi cintura y me jalo para que nuestros rostros estuvieran muy cerca. La atmósfera estaba cargada de electricidad y un calor que era demasiado acogedor.
 
     - ¿Seguro que quieres que suba el tono? -su voz apenas era audible pero lo entendí perfectamente. Su respiración estaba algo agitada y el ritmo de su corazón acelerado. –
 
     -Absolutamente -estampe mis labios con los suyos de una manera un tanto brusca. –
 
La sincronía era perfecta y embriagadora, en cuanto abrí mi boca para dejar entrar su lengua sentí que el calor se disparaba de inmediato. Un leve cosquilleo que jamás había sentido se hizo presente y la presión en mi estómago me tenía extasiada. Me pegue aun mas a su cuerpo y enrede una de mis manos en su cabello. Al parecer eso le gusto porque me beso aún más brusco. Sus manos se deslizaron por mi trasero y apretaron, provocando que un pequeño jadeo se me escapara.
 
     - ¿Te gusta?  -su voz era ronca, sus pupilas estaban dilatadas y un leve color rojo enmarcaba su rostro. –
 
     -S…i -apenas y podía hablar. –
 
Sentí que mi corazón saldría de mi pecho, pero no quería que estás sensaciones se detuvieron y volví a besarlo. El ritmo era aun mas rápido y desesperado. Nuestras lenguas parecían tener una lucha sin fin, que nadie parecía querer ganar. Sus manos no dejaban de acariciar mi trasero. Era increíble como podía mantener un ritmo constante entre besarme y sus caricias. Entonces sentí como sus dedos hacían aún más presión y el cosquilleo era aun mas fuerte. Y de pronto fui consciente de como algo se endurecía debajo de mi zona íntima. Involuntariamente, como si supiera exactamente qué hacer, comencé a mecerme hacía delante y atrás. Un gemido se hizo presente, lo que mas me enloqueció es que provenía de mi novio. Ese sonido era más que música para mis oídos. Me separé un poco de él y sonreí.
 
     - ¿No tienes calor? -puse mis manos en su chaleco y tiré un poco. –
 
     -Me parece que tu también tienes calor
 
Le dio una sacudida a mi suéter, me lo quito y lo deje a un lado de nosotros. El no tardo en quitarse su chaleco, quedando en camiseta como yo.
 
     -Ninguna otra prenda se va quitar esta noche
 
     -No será necesario amor
 
Volvimos a besarnos. Aun con una prenda menos el calor no parecía ceder ni un poco, era igual de intenso. Una de sus manos comenzó a subir por mi pierna. Estaba en mi muslo y justo cuando iba a detener su recorrido su mano apretó. Se sentía tan jodidamente bien. Iba a volver a mecerme sobre él, pero dejo de besarme. En el momento en el que iba a quejarme sentí su otra mano entrar por debajo de mi camiseta. Acariciaba mi espalda, comenzó a dejar besos húmedos desde mi barbilla hasta el lóbulo de mi oreja. La mordió suavemente, su mano comenzó a subir poco a poco. Hice mi cabeza hacía atrás y ahora ataco mi cuello, dejando un rastro de besos por doquier. Su mano finalmente llego a uno de mis pechos, lo acaricio levemente y después dio un apretón. Un gemido salió de mi boca.
 
La mano que estaba con mi pierna tomó mi cuello para que volviera a besarlo. Ahora tenía un cosquilleo mucho mas intenso, casi resultaba doloroso. Mientras una de sus manos daba atención a mis pechos la otra se encargaba de sujetar mi cintura con firmeza, como si tuviera miedo de que desapareciera si me soltaba de su agarre.
 
     -Tu también puedes tocar preciosa -el tono que uso me erizo aún más la piel. –
 
Mi mano se coloco sobre el bulto que se había formado en sus pantalones. Eso encendió mas la situación, me besaba de una forma desesperada. Pasaba mi mano suavemente a lo largo de su longitud. Me encantaba todas estas sensaciones, pero sabía que si continuábamos así no iba a poder contenerme. No quería que así fuera mi primera vez, no aquí y ahora.

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     -Hay que parar -mi respiración era irregular y mi cabeza daba vueltas. –
 
     -Estoy de acuerdo bebé -deposito un suave beso en mi frente y acaricio mi mejilla. –
 
     -Aún tenemos mucha noche por delante -me levanté y me puse la chaqueta de Eddie. –
 
Se puso el chaleco, dejo mi suéter en su auto, regreso conmigo y me dio un abrazo de oso que me dejo un poco desconcertada.
 
     -Eres lo mas maravilloso que me a pasado -sentí como su voz se quebraba y se aferraba aún más a mí. -
 
Sentí mi corazón derretirse, este momento era único. Era nuestro y estaba más que convencida que sería muy feliz en cuanto siguiéramos juntos.
 
    -Amor me parece que estás exagerando de nuevo -di algunas palmadas en su espalda tratando de tranquilizarlo. –
 
     -Claro que no -tomó mi mentón para poder verlo. – me salvaste en mi momento más obscuro -hubo una pausa breve, suspiro pesadamente y después continuo. – cuando recién paso lo de mis padres estaba devastado, la idea de mudarme no me emocionaba para nada, hasta que una pequeña niña pellirroja llegó a mi casa con galletas -finalmente me miro y note el dolor, amor y angustia que cruzaba por su rostro. – no lo sabía en ese entonces, pero había conocido a mi alma gemela
 
Unas cuantas lágrimas se deslizaron por mi rostro, no sabía cuánto significaba para él. Estaba más que agradecida con el universo por hacer que esto fuera posible. Que dos almas destrozadas pudieran ayudarse a mejorar basándose en el amor.
 
     -Has estado siempre a mi lado, en los buenos y malos momentos. Debo confesar que a lo largo de estos años no me acerque mas a ti por miedo
 
     - ¿Cómo? -en verdad estaba confundida ante tal declaración. –
 
     -No quería que nuestra amistad se viera arruinada si las cosas no resultaban bien. Pero ahora me doy cuenta que era una tontería, valdría la pena todo el sufrimiento por el simple hecho de poder disfrutar de estos momentos contigo
 
     -No podría estar más de acuerdo
 
No podía decir más, simplemente me quedaría con el momento tan hemos que habíamos compartido. Volvimos a acostarnos en la manta. Mi cabeza descansaba en su pecho, la música hacía que la atmósfera fuera aún más agradable.
Ya eran las diez de la noche, recogíamos las cosas para ya poder irnos a casa. La bocina y la manta ya estaban en la cajuela. Eddie me había abierto la puerta y había encendido el motor.
 
     -Gracias por la mejor cita del mundo -deposite un beso en su mejilla. –
 
     -Haré lo que sea por ti bebé
 
     -Hablando de eso, tenemos un problema -se giro para verme y alzo una de sus cejas. – tienes una cita para cenaren mi casa el lunes
 
     -Mierda -dejo caer su cabeza en el volante. –

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Holaaa, que emoción, ya quería escribir algo así, ¿Qué les pareció? ❤️🥰
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