Capítulo 15: Banquete De Año Nuevo (parte 1)

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- Hija. - el Vizconde Gilimt me llamó con algo de duda. - Aunque lo dices seguido en tus cartas, ¿El Emperador te está tratando bien? ¿No te ha hecho daño a ti o a Ian?

Su pregunta hizo que la Vizcondesa Marsha, Evely y Pix prestaran atención.

- Por supuesto. Ha sido muy considerado conmigo y adora a Ian. - les relaté con sinceridad. No necesitaban preocuparse en vano. - Es verdad que en un principio me sentía nerviosa e incómoda, temerosa al estar con él; pero no es tan malo como creí. Me respeta y valora mis opiniones. Cuando ocurre algún malentendido basta con conversar para aclararlo todo. En verdad él... - sentí una extraña sensación en el pecho, muy... dolorosa. - No es una mala persona. Tan solo... Tiene defectos, como cualquiera. "Como yo."

Un poco sorprendida, la vizcondesa añadió. - Quieres decir que... ¿Lo amas?

Mis ojos se ampliaron ante la pregunta.

¿Amor?

Ya ni siquiera sé lo que es el amor. Una vez tomé el riesgo de amar y acabe siendo abandonada de la peor manera. De cualquier forma, ¿Siquiera eso que llegué a sentir por él era realmente amor o solo era una enorme necesidad de afecto que confundí con amor? No lo sé.

"Decir que podría amar a alguien, más aún a Sovieshu, uno de los personajes que más llegué a odiar en la novela y a quién recién estaba empezando a conocer. Eso era..."

Sonreí de manera encantadora. - Aprecio mucho a su majestad. Eso es todo.

"IMPOSIBLE."



...



Una vez llevé a los Vizcondes Iskua a sus habitaciones y Evely y Pix se fueron, yo me dirigí a la mía con mi bebé para prepararme. Dentro de unas horas se anunciaría el inicio del Banquete de Año Nuevo.

- Vizcondesa Verdi, ¿Está segura que desea acompañarme? - pregunté a la mujer que peinaba mis cabellos. - No la forzaré ni juzgaré si no quiere asistir a la fiesta.

Lebetti y Delice, que se encontraban arreglando la basta de mi vestido, nos observaron en silencio.

- Sé lo que enfrentaré al llegar al banquete. Tomé mi decisión de servirle pensando en eso, Lady Rashta. - tomó una profunda respiración. - Si huyo les daré más motivos para hablar de mi familia.

"Es una mujer inteligente. No hizo falta convencerla en lo absoluto."

- En estos casos es mejor fingir indiferencia. Si dejas ver que te afecta solo conseguirás que quieran atacarte. - habló con voz firme Minerva, o mejor dicho Beatriz, sentada en el sillón con Ian en brazos.

Sus palabras parecieron calar en la Vizcondesa Verdi.

Las mujeres siguieron con su tarea. Mi elegante vestido azul claro me quedaba como un guante y mi larga cabellera lucía más deslumbrante que nunca. Se necesitó poco maquillaje para acentuar mis rasgos naturales y me encontraba lista para salir.

Mis acompañantes también se encontraban listos. La Vizcondesa Verdi y Lebetti con unos fabulosos vestidos y al salir al pasillo Pix nos esperaba usando un elegante traje, regalo de parte del emperador.

- Cuídese mucho, señorita. - nos despidieron Minerva/Beatrice y Delice con una reverencia desde la puerta. 

- Muchas gracias. Cuiden de la habitación en nuestra ausencia.

Liderando el camino me dirigí al gran salón con Ian en brazos.

Mi pequeño estaba usando el enterizo más blanco que vi en mi vida. Recordé las palabras que aquel niño con el que hablé esta tarde en la biblioteca usó para describir a mi bebé. Ian parecía, en efecto, un ángel.

¡¿Soy Rashta?!Where stories live. Discover now