Cuando aprendamos a vivir

Capítulo 1

Asher

Mi día a día se basa en tres conceptos:
Levantarme, trabajar y dormir. Un día tras otro.

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que todo gira alrededor del dinero. Desgraciadamente, todo gira alrededor de un trozo de papel pintado con la cara de Franklin. Dicen que los humanos somos seres racionales, pero en cuanto vemos un billete en la acera se declara una guerra por ser el primero en cogerlo.
Y lo peor de todo, es que yo sería el primero en ir a por ese billete. No por ambición, sino por necesidad.

Apenas me da para pagar el alquiler de mi piso, ya que mi sueldo es pésimo.
Trabajo de barman en una discoteca de Chicago. No es lo mejor del mundo, pero me mantiene bajo un techo.

A veces me pregunto por qué me tocó a mí vivir esta miseria. Con el alquiler apenas me da para comprar comida en condiciones. Abrir mi nevera es como abrir las puertas de la Antártida, mucho hielo y poca materia.

Todo es desesperante. Me gustaría poder trabajar en un sitio más digno, pero es muy difícil cuando no tienes estudios suficientes. A mis diecisiete dejé de estudiar por motivos personales y empecé a trabajar para poder mantenerme, y cinco años después me encuentro aún peor que en aquellos entonces. Envidio a esa gente que sonríe a la cámara y gana cientos de dólares por tener millones de followers en las redes.

No le veo ningún sentido a la vida, ninguno. Soy un marginado. Aunque en cierta parte lo entiendo, mi estado de humor no es muy bueno.
Antes no era como soy ahora. Tenía muchos amigos y hablaba con la gente sin mandarles a la mierda en dos segundos. Ahora solo tengo un "amigo". Se llama Steven y es mi compañero de trabajo. Es mucho más guapo y más amable que yo (para esto último no se necesita demasiado, la verdad). Siempre intenta echarme una mano cuando puede, pero tampoco me quiero aprovechar de él. Es el único que me queda y que puedo soportar, así que hay que tratarle medianamente bien.

En cuanto a mi vida amorosa... hay poco que decir. Pocas chicas son capaces de soportar mi humor de perros. De hecho, todavía no he conocido a ninguna capaz de aguantarme después de un polvo.
Tampoco quiero nada serio con nadie, si no soy capaz de cuidar de mí mismo no me quiero imaginar tener que mantener a otra persona.

Por cierto, todavía no me he presentado. Soy Asher Landor, el chico más irritante que vais a conocer en vuestra vida.