Dritte Reich x Rusia ⚣

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Nuevamente se levantó incómodo a mitad de la oscuridad iluminada por algunas estrellas entre las nubes espesas del invierno, con aquél bulto entre sus piernas siendo apretado dolorosamente por sus pantalones de dormir, pero esta vez desesperado por estar en la habitación del de esvástica. Con quien un par de horas atrás había estado charlando interesado de oír todas sus anécdotas pilotando en la Primera Guerra Mundial, pero en algún punto se quedó dormido junto a él en un lado de la cama de la que ahora intentaba levantarse para esconderse en el baño hasta que su cuerpo se relajara de aquél sueño indecente que experimentó.

—¿Russland?.. –El carmesí tomó del brazo al otro, pensando que se estaba resbalando de la cama mientras dormía por lo que se levantó a sujetarlo mejor hasta que entre las sombras vio su rostro sonrojado por alguna razón– ¿Qué sucede?

El platinado no pudo emitir palabra observando a Dritte sobre él, dándole una vista digna de sueño además de su cabello despeinado y camisa con un par de botones abiertos, aquello no ayudó a su erección que lo obligó a remover un poco la cadera por instinto y siendo notado inmediatamente por el contrario.

—Hm... Olvidaba que eras un chico grande, ¿Te sientes bien? –La mirada soñolienta del de esmeraldas pasó a ser una más profunda y atenta, colocando su diestra sobre el estómago ajeno, bajándola lentamente hasta la línea de su entre pierna causándole un repelús—.

—Ah.. –De escapó de entre los labios eslavos, cerrando los ojos por reflejo en lo que levantaba un poco aquella área, segundos después enrojeciendo mucho más al caer en cuenta de su reacción—.

Pero la timidez solo deleitaba al más alto que volvió a acariciarlo así un par de veces más con lentitud hasta que vio una pequeña mancha ligera resaltar en los pantalones del bicolor que jadeaba.

—Me parece que sería algo cruel de mi parte no terminar de ayudarte... –Relamió sus labios acercando ambas manos para abrir y bajar la bragueta ajena hasta conseguir que la ropa interior tuviese más espacio de liberar el pene erecto del de ojos lavanda que suspiró observando hipnotizado como lo atendían—.

Y antes de que lo notara del todo ya no hubo nada abajo que lo cubriera de la lasciva mirada y las pícaras manos del socio de su padre, quién con un toque divino comenzó a masturbarlo robándole gemidos ahogados y generándole la necesidad imperiosa de apegarse más.

—Me.. me gusta... –Gimió aferrándose al brazo del alemán como si fuese un perro desesperado por su primer celo, pero simplemente no podía evitar sentirse así de bien ante el tacto—.

—Vamos Russland, córrete para mi.. –Dijo el de afilados dientes ahora besándole el cuello dejando rastros de lamidas, sentía que el jovencito bajo él estaba aún más duro y tembloroso anunciando que estaba cerca del orgasmo que seguro sería el primero para él por la manera en que estaba reaccionando—..

El rojiazul se tensó echando la cabeza hacia atrás justo antes de que sintiese una gran sensación exquisita nacer desde su bajo interior hasta acabar llenando con un ligero chorro de semen la camisa contraria.

—Perdón, yo.. yo no.. –Balbuceó Rusia agitado, pero enmudeció sorprendido cuando el carmesí se lamió la mano con una sonrisa ladina antes de estamparle un beso que apenas pudo corresponder torpemente por su poca experiencia—.

—Date la vuelta, pequeño ángel, te voy a enseñar algo mucho mejor que esto... –Siseó meloso el líder del Eje desabotonándose la camisa sucia que lanzó hacia algún lugar para poder hacer lo mismo con su pantalón dejando a la vista su duro miembro aún cubierto por la ropa interior de la que luego se desharía con gusto— Pega el pecho a la cama y levanta ese precioso trasero suave que tienes.

ONE SHOTS /Country Humans/Where stories live. Discover now