~Capítulo 27~

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Mina volvió a tener diecisiete años, buscando al cenizo por toda la mansión con tal de estar pegada a él. Katsuki solía decir que era un chicle en su zapato, pero a ella no le importaba, quería estar a su lado y sentirse protegida, a pesar de sus gritos y malas palabras. Volvió a ese tiempo, buscando en los arboles esperando encontrarlo entre sus ramas, recostado. Volvió a sentir el vacío de la soledad y la necesidad de hallar refugio. Si bien, volvió a esa época, no tenía las mismas intenciones; esta vez era ella quien quería proteger a su amigo y, como en el pasado, lo halló oculto en un árbol.

Sollozaba silencioso en la oscuridad de la mañana. El sol no se había alzado y la noche anterior cedió la habitación principal al resto de personas, ella y momo se ofrecieron para dormir con él en la sala, prepararon una cama, pero no durmió.

Con cuidado y un poco de miedo a caerse, la pelirrosa subió de a poco. Las ramas eran gruesas lo cual le daba confianza de no romperse, le costó llegar a donde estaba Katsuki y con toda su fuerza de voluntad se obligó a no mirar a bajo; no pasada de los tres metros, pero aun así sería una caída dolorosa. No tuvo la suerte de encontrar una rama igual de fuerte que la que sostenía el cuerpo de Bakugo, por lo que permaneció recargada en dos más delgadas.

El rubio estaba con las rodillas abrazadas y la cara enterrada en estas; no alzo la vista cuando ella estuvo a su lado, trataba de controlar sus sollozos. Lo miro queriendo decir las palabras correctas para hacerlo sentí mejor, pero no existían.

- Largo- gruñó el chico.

La voz salió quebrada y ronca, como si estuviera gastada de tanto gritar. No pudo, lo intentó inútilmente, sin embargo, las lágrimas surgieron y ella también sollozó.

- Pe-perdón- gimoteó. Fue así como el cenizo levantó la cabeza para verla confundido- no te puedo proteger. Yo... no puedo quitarte el dolor... lo lamento

- ¿de qué mierda hablas?

- Tú me has cuidado desde el día en el que me conociste y yo... no fui capaz de cuidarte a ti.- Ella no debía llorar, había ido a buscarlo para consolarle, y ahora no podía parar de sentirse así, tan culpable- yo no debí dejar que se acercara a ti... y sea real o no esta mierda, estás sufriendo. Y tienes... tienes una bomba dentro de ti y no sé qué hacer. No sabré que hacer si te pierdo.

¿Qué haría yo sin él?

- Mina.

- Si quieres a alguien con quien llorar o si quieres gritarle a alguien, si quieres solo compañía, aquí estoy y si quieres que me largue lo hare, pero debes dejar que te ayude... Por favor.

Respiro profundo, no quería seguir así. Cerro los ojos y oyó al rubio moverse, luego su mano limpio sus lágrimas con una delicadeza inusual. Al mirar de nuevo, el chico perdió su vista en donde el sol comenzaba a salir.

- Solo quiero que esto acabe- dijo despacio- cuando eso pase, todo volverá a ser como antes.

Los rayos del sol comenzaron a colarse entre las ramas, golpeando el rostro de Katsuki de manera que lo hacía parecer un ángel caído: tan hermoso y lastimado.

- Sabes que eso no es cierto.

La luz la alcanzo a ella y miro hacia donde su amigo lo hacía. Era una bella imagen de la ciudad siendo despertada por el brillo de la mañana, indicando que después de una oscuridad en soledad existía una luz acogedora.

- Lo sé.

-          Lo sé

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Un pequeño trato   [kiribaku]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz