3. Noche de subasta

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Me muevo por la cocina, dormitando un poco por culpa de mis jornadas nocturnas en la Fosa, pero ya estoy acostumbrada a levantarme temprano para hacerle el desayuno a los mellizos y al abuelo, y también les cocinó la comida para la escuela, ya que van a la escuela de ocho a tres y media de la tarde.

Decidí ponerlos en una tanda extendida ya que no estoy en la casa la mayor parte del día porque tengo que trabajar en la cafetería, y es más fácil para mí saber que ellos están en la escuela aprendiendo y jugando con sus amigos.

Sonrió cuando veo que los waffles de carita feliz me quedaron perfectos, me llevó un poco de tiempo manejar esto de la cocina, pero los tutoriales de YouTube me ayudaron mucho.

Sirvo el desayuno en sus respectivos platos, me gusta desayunar en familia los cuatros y ver sus sonrisas graciosas sin los dientes del frente. Nunca me he visto como su madre, he actuado como tal, pero nunca voy a tratar de ser mi madre, sería algo imposible ser tan buena persona como ella.

Oigo murmullos y risas, y sonrió para mis adentros, sirvo el jugo y arreglo la mesa antes de que terminen de cepillarse los dientes.

Hace unos meses que ya no los despierto, me pidieron un reloj cucu que suene por las mañanas para poder despertarse solos, porque según ellos ya son grandes.

—Maddie, buenos días— dicen al mismo tiempo. Sonrió y me agacho a su altura y les doy un beso a cada uno.

—Buenos días tontines— me sonríen, y ahí están esas sonrisas con ventana

— ¿Tienen hambre?

Asienten con la cabeza.

Se pasan las manos por los ojos bostezando y caminan hacia el comedor, los sigo y me siento en la cabecera, y ellos a mi derecha siempre se sientan juntos.

A veces el abuelo se nos une a los desayunos, pero no me gusta despertarlo tan temprano en la mañana por eso lo despierto más tarde para darle su medicina.

—A comer niños, no pueden llegar tarde a la escuela

Comienzan a comer en silencio y sonrientes, suelen ser muy obedientes, son pocas las veces que han tenido un verdadero castigo, y como hermana que hace el papel de madre eso me alegra mucho.

Terminaron de comer y se fueron a lavar los dientes y a ponerse el uniforme, mientras yo preparaba sus loncheras y recogía los platos del desayuno, cuando termine subí a sus habitaciones a ponerles las corbatitas que van con el uniforme.

Luego le hice una coleta a Asha y le pongo un moño blanco en el centro, Alan por otro lado se peina solo ya que es más fácil.

Ya listos bajamos las escaleras y salimos justo cuando el transporte escolar estaba llegando, me despedí de ellos y les desee un buen día.

Entró a la casa cuando ya el autobús se había alejado, me toca a mí prepararme para que empiece mi día.

***

Sonrió al ver como corren las copias endemoniadas de mis hermanitos, estamos en el parque como casi todas las tardes en las que salgo después de las tres de la tarde.

Hoy fue un día tranquilo en la cafetería y como es viernes y las tareas la pueden hacer mañana vinimos al parque a hacer un picnic.

Suelo traerlos para gastar un poco sus energías después de ayudarlos a hacer la tarea de la escuela, y así se duermen temprano; es un pequeño truco que Rorro me enseñó.

He tenido que aprender a ser, pensar y actuar como una madre para ellos, porque aunque soy su hermana, era la única figura femenina que les quedaba cuando mamá murió. No estuve sola, mi Rorro estuvo conmigo siempre, trabajó hasta que su salud se lo permitió, pero aun así nunca ha dejado de ayudarme.

Prostituyendo el corazónWhere stories live. Discover now