no satisfaction ○ yeongyu

1.

Yeonjun creía que todos los estaban escuchando hablar.

—¿Yeonjun?—su amigo lo miró en busca de una respuesta a su sentencial silencio. Yeonjun no movió ni un solo centímetro de sus labios—Me has citado aquí, normalmente no lo haces,—Soobin lo miró inquisitivamente—¿sucede algo?

Yeonjun le miró, una mirada que, siendo sinceros, Soobin no logró interpretar.

—No es fácil—finalmente dijo, alejando la mirada de Soobin y buscando algún punto en el piso pulcro de la cafetería.

Soobin iba a hablar, pero el bonito mesero llegó para ofrecerle la carta a su amigo. Yeonjun lo observó. El mesero le sonría igual de cordialmente a Soobin. Soobin no lo notaba, solo se dedicó a pedir su café junto con un pan de nombre extraño. El chico miró fijamente a Soobin por unos segundos más, como esperando algo, pero ese algo nunca llegó. Yeonjun se sintió cautivado por la escena, quizás debería empezar a ser así.

Estúpido. Que las miradas sugerentes no le importen. Bien podría ser arromántico, o asexual, o como sea. Yeonjun miró a Soobin confundido, Soobin alzó una ceja.

—¿Qué pasa?—preguntó, miró el café intacto de Yeonjun—Deberías empezar a bebértelo, se enfriará.

Yeonjun rió.

—Ese chico estaba esperando que hicieras algo.

Soobin lo miró confundido.

—¿Qué tenía que hacer?—dijo, dicho eso, el bonito mesero volvió, con una sonrisa aún más grande y dulce. Miró a su Soobin con ojos tierno y brillosos, como un cachorro.

—Su café.

Yeonjun otra vez miraba la escena.

—Gracias—Soobin miró el broche que tenía el mesero en su uniforme—Kai.

Y el bonito mesero se sonrojó.

Yeonjun abrió la boca incrédulo. ¿Quizás por eso el sexo ya no le resultaba agradable? ¿Porque en secreta lujuria no le resultaba atractivo a las demás personas?

Yeonjun quiso llorar. El problema era cada vez más grande.

El bonito mesero se fue, no sin antes darle otra sonrisa dulce a Soobin. Yeonjun se sorprendió.

¡Él ni siquiera lo miró!

—¿Era eso lo que debía hacer?—Soobin tomó un sorbo de tu taza.

Yeonjun quería pegarlo.

—No, debías pedirle su número—dijo, enfatizó en la palabra número—Y luego escribirle, y vivir una bonita historia de amor como las que sueñas.

Soobin sonrió.

—Estás de buen humor.

Yeonjun rió sin mucha gracia.

—Eres observador—Yeonjun finalmente tomó un poco de café—Se puso frío—señaló la taza, con una mueca—qué vida tan horrible.

Soobin frunció el ceño.

—¿Por qué?—preguntó—si la vida es muy bonita.

Yeonjun quiso morir en carcajadas, pero no se lo permitió, en cambio sintió el valor para confesarle a su amigo su secreto, secreto que se estaba convirtiendo lentamente en la frase de su lápida para cuando muriera.

"Se murió porque no cogió-" Cautivador, casi poético. Yeonjun lo visualizaba.

—Tengo un problema—había dicho cuando soltó la taza y la dejó de nuevo sobre la mesa.