El primer día siempre es complicado.

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-La novata necesita privacidad...- dijo.

-Uy, disculpa no sabíamos- dijo una chica riendo.

-Las nuevas parecen ustedes- respondió la osa, haciendo que algunas varias rieran amenamente.

En ese momento aproveché para ponerme el short (que por suerte iba encima de mi ropa interior) y luego intercambiar el sujetador, tratando de calmarme con respiraciones profundas.

-¿Terminaste?- preguntó la osa.

-Sí... muchas gra- asentí dispuesta a estrechar su mano como agradecimiento cuando noté que se trataba de otra futanari, y eso no habría sido problema de no ser porque al momento en el que ella dejó de darme la espalda aquel bulto se rozó con mi mano levantada a la altura de mi ombligo... en serio, ¡¿Cómo hay furrys tan masivamente grandes?! ¡¡y ni siquiera fue un rozón, fueron como dos palmaditas!!

-Un gusto, puedes llamarme Lety- dijo la futanari ursina dando un paso atrás y estrechando mi mano ignorando lo que ocurrió para suerte mía.

-Moon... Lullaby- respondí cubriendo la mitad de mi cara con mi cabello haciendo como que lo estaba oliendo.

-Oye... eres la chica que peleó contra salvajes ¿no?- preguntó la gacela de antes.

-Emmm... sí...- respondí.

-¿Y por qué entraste al gimnasio?- preguntó después.

-Ya eres muy fuerte, ¿Sabes que tu complexión no cambiará por más ejercicio que hagas no?- preguntó Lety.

En ese momento la idea de mantener oculto el origen de mi fuerza pareció estupido, pues si les decía que no era tan fuerte no me creerían por los videos que rondaban por internet, y si no decía nada y me iba directo a las pesas sin mis alas verían como me rompía la nariz tratando de cargar veinte kilos nada más...

-Pues, una, por condición física, todo lo que hice en el centro de vacunación fue gracias a una gran cantidad de adrenalina almacenada, y segundo, porque esa superfuerza proviene de mis alas fénix, con las alas ocultas soy tan débil como... como siempre de hecho-

-Entiendo... pues bienvenida- respondió la Gacela, -Me llamo Michelle-

Las demás chicas se fueron, algunas a entrenar, otras ya estaban cambiándose para irse y otras iban a las duchas, entonces hasta el momento sólo pude conocer a la ursina y a la gacela.

-Es un placer- dije estrechando su mano también.

Michelle y Lety estuvieron a punto de hacerme conversación, cuando en eso mi leona entrenadora tosió llamando nuestra atención, notándola recargada en una columna con un brazo sobre el primer casillero de la fila, el cual rechinaba amenazando con abollarse.

-Oh, bueno, hablamos luego- dijo Michelle.

-Lo mismo digo, nos vemos Moon- dijo Lety, y aunque se despidieron se quedaron en las bancas... esperando a que me fuera.

Nuevamente tomando aire me fui con la leona, que realmente no me había hecho nada, pero sin embargo liberaba un aura de autoridad, por lo que no le dirigí palabra alguna, sólo obedecí sus órdenes hasta que ella comenzara una conversación.

-Bien, empieza ligero, 20 minutos en la caminadora- dijo configurándola a su gusto y haciéndome subir en ella.

Había visto algunos videos de accidentes en la caminadora, así que subí con miedo, en pocas palabras di un saltito antes de agitar las patas tratando de adaptarme a la velocidad de la caminadora, que era lo suficientemente lenta como para que yo pareciera que caminaba ligeramente apresurada.

Ms. Lullaby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora