Cherry | Jess Mariano

64. Seis meses después.

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—¿Cómo van las cosas?— Le pregunté a Rory a través del teléfono celular en mi mano mientras caminaba por las concurridas calles de la ciudad de Nueva York. Mi turno había terminado a las cuatro, junto con mi descanso de dos horas. Caminé de regreso a la universidad cuando me encontré con varias personas a mi alrededor.

Rory y yo mantuvimos ambos extremos de nuestro acuerdo de llamar todos los domingos. Incluso cuando no lo hicimos fue porque ambos estábamos de regreso en Stars Hollow. Esa fue probablemente una de las únicas veces que usé mi Jeep. Ya que suelo andar por Nueva York. Todo estaba tan cerca que sería una pérdida de gasolina y tiempo encontrar estacionamiento.

—No mucho—, respondió Rory en la otra línea. —Suena bastante ocupado allí, ¿Dónde estás?

Miro a mi alrededor y le digo a Rory: —Solo camino por la calle, regreso de mi turno. Hay gente por todas partes.

La escuché jadear en la otra línea. —¡Oh genial!— ella exclama —¡Eres como una verdadero neoyorquina, despertando en la calle mientras hablas por teléfono! Dime que tienes una taza de café en la mano, completaría tu look.

Dejé escapar una leve risa ante sus palabras. —No, no hay café. Lamentablemente— le digo, —¿Cómo va todo con Logan? ¿Te trata bien?

—Logan está fuera de negocios una vez más.— Logan era el nuevo novio de Rory. Nunca lo había conocido, pero por lo que Rory me dijo, se parecía mucho a Benjamin. No sé qué vio en el chico, pero al menos la hizo feliz.

Esquivé a un hombre que caminaba con café caliente en mi dirección mientras le respondía. —¿Cómo esta Paris?— Ocasionalmente hablé con la chica Geller cuando estaba cerca, pero aparte de eso, no la he visto a menudo.

—Ella está bien—, dijo Rory. —Dirige el Yale Daily News. Tiene a todos aterrorizados por ella.

—Ella me está haciendo sentir orgullosa,— le dije al teléfono. Escuché el sonido de la puerta abriéndose en la otra línea junto con la voz de Paris.

—¿Es esa Cassie?— Escuché su voz familiar decir débilmente en la otra línea.

—Sí, puedes hablar con ella más tarde... ¡Espera, Paris!—Hubo un grito ahogado y algunos gruñidos, pero muy pronto Paris estaba en la línea.

Fruncí el ceño cuando escuché algunos gritos de fondo. —Hola, Cassie— escuché saludar a Paris en el teléfono.

—¡Ella me arrebató el teléfono!— Escuché a Rory protestar en el fondo, pero rápidamente se silenció con algunos gritos de París. También se escuchó el vago sonido de una almohada golpeando un cuerpo, pero lo ignoré. Rory puede ser rehén, pero todo lo que quería hacer en este momento era hablar con Paris.

—¿Cómo te va, París?— Le pregunté con una sonrisa.

—¡Excelente!— Ella exclama en el teléfono demasiado alto, haciéndome hacer una mueca y apartar la oreja. —¡La universidad es increíble! ¡Estoy teniendo mucho sexo!

Miré a mi alrededor con preocupación cuando me acerqué a la sombra junto a la pared de un edificio de oficinas, asustado de que alguien pudiera haber escuchado lo que dijo Paris. —¿Qué?— le pregunte confundida.

—Doyle, mi novio y yo somos...— Rápidamente aparté el teléfono de mi oído, sin querer escuchar el resto. Esperé un par de momentos hasta que estuve seguro de que era seguro. —¡Apuesto a que estoy teniendo más sexo que Rory!— La oigo darse la vuelta y decir algo fuera del teléfono a, supongo, Rory, algo que sonaba como —¡Ja! ¡Vence a Gilmore!

Me apoyo en el edificio y me llevo la mano a la frente. —Eso es...eso es genial, Paris.— Realmente no sabía qué más decir a eso. Los siguientes diez minutos consistieron en Paris y Rory pasándose el teléfono entre los dos mientras hablábamos sobre nuestros exámenes pasados ​​y las próximas vacaciones de primavera.

Una vez que todos nos despedimos, guardé mi teléfono en mi bolsillo y regresé a mi dormitorio. Subí las escaleras de nuestro edificio mientras buscaba las llaves en mi bolso.

El dormitorio era la primera habitación justo al lado de las escaleras, así que ni siquiera levanté la vista de mi bolso mientras estaba de pie frente a las escaleras. Cuando finalmente encontré mis llaves, miré hacia mi puerta y casi salté los escalones.

Caminé unos pasos más cerca de él para asegurarme de que mis ojos no me engañaban. Allí de pie, con la misma chaqueta de cuero que tenía el primer día que lo conocí, estaba Jess Mariano.

Él solo me miró y yo simplemente le devolví la mirada. No sabía qué hacer. Así que me fijé en lo diferente que se veía. Su cabello había crecido tanto que tocaba el cuello de su chaqueta. Pero también parecía más alto y más bronceado. Probablemente de California.

Pero no dije nada de esto en voz alta. De hecho, yo no dije nada y él tampoco. Tal vez estaba haciendo lo que yo estaba haciendo, simplemente observando. Finalmente hizo el primer movimiento para hablar.