10: Un hijo por otro

5.6K 924 269
                                    

Antares

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Antares

Antares estaba ensayando el discurso para el torneo de duelos entre los caballeros de Ara. Su dicción impecable, su memoria exacta sin que sus palabras parecieran ensayadas. ¿Quién creería que ese joven apenas tenía catorce años?

Aunque la edad entre los escorpiones es relativa. Lo que a otros le toma una década aprender en el transcurso de la vida, son conocimientos básicos que se imponen a las Scorps desde que adquieren la capacidad de hablar y comprender las letras.

De todos modos, siempre hay algo qué corregir. Para eso estaban las preparadoras.

—¿Usted mismo escribió su discurso, alteza? —le preguntó la mujer al príncipe.

—Así es, mi lady.

—Has sido excelso, alteza, aunque hay algunas palabras que me gustaría sustituir y otras suprimir para que suene menos a una propaganda de justificación. ¿Me permite el borrador?

Antares se estiró para entregarle el papel, lo que provocó que el sastre —quien tomaba sus medidas para el traje que iba a diseñarle para un evento futuro— lo mirara con malos ojos por arruinar sus cálculos.

—Majestad —llamó la preparadora a la reina. Ella estaba sentada moviendo la pierna con una inquietud que no solía exteriorizar. Estaba tan absorta en sus pensamientos que se sobresaltó al sentir que la llamaban—. ¿Tiene algo qué agregar? ¿Le parece que deberíamos probar con otro modelo de discurso o modificar algo en este? ¿Tal vez una opinión sobre el vestuario?

—Oh, sí —dijo la reina sentándose recta—. ¿Podría decirle a mi hijo que se dé prisa? De ser posible, que retrase sus prácticas. Tenemos un compromiso y tengo otros hijos a los qué ir a preparar.

—Ehh... —La preparadora parecía francamente descolocada.

¿Qué debía hacer? ¿No tenía la reina a su hijo ahí mismo? ¿Debía realmente transmitir el mensaje o había sido un comentario retórico?

¿La estaban probando?

¿La sustituirían si fallaba?

Tragando grueso, la preparadora se volvió hacia el príncipe y balbuceó:

—Ahh... Alteza, su madre...

Antares solo alzó la mano para detener a la preparadora.

De igual forma despidió al sastre con un gesto desdeñoso de su mano.

Esperó hasta que el hombre saliera y simplemente se volteó hacia su madre para decir:

—Siempre me has despreciado, ¿no, madre?

La reina alzó el rostro y le sostuvo la mirada a su hijo. No parecía afectada de ninguna forma, ni siquiera sorprendida, por la naturaleza de la acusación.

—He dedicado mi atención al hermano que la necesitaba. No significa que te desprecie.

—Dime la verdad —dijo Antares sentándose con las piernas abiertas con el respaldo de una silla entre ellas—. ¿Soy en realidad el bastardo de mi padre? Me refiero a, ¿es descabellado pensarlo? Ojo por ojo, dicen las Sagradas Escrituras de Ara.

—Eres un despreciable imbécil bueno para nada...

—¿Para nada? —Antares sonrió mostrando todos sus dientes—. Espada, en estilo de duelo e infantería. Historia. árago antiguo. Bahamita. Leyes. Religión. Braille. En entero dominio de mi cosmo. Dicción y un carisma que ni siquiera tú, la mayor mentirosa de la corte, podría negar. Yo, madre, diría que soy más como... «bueno para todo».

—Y así tu padre piensa cederte Baham como principado... —Sawla hizo el gesto de un escupitajo—. Que Athara los libre de tu arrogancia.

—La arrogancia sugiere exageración, yo lo llamaría noción de mis cualidades.

Chasqueó los dedos para que la vendida que recién entraba se acercara con los bocadillos.

—Y te equivocas, madre... ¿Debo seguir llamándote así? Quiero decir, madre es aquella que cría más que la que concibe, ¿no? Pero es que tú... —La mandíbula de Antares se tensó—. Ni eso has hecho.

—No ha faltado quien te dé una crianza.

—Sargas te acaparó por completo, mujer. Él fue tu ruina desde que decidiste concebirlo, y lo ha seguido siendo porque tú se lo has permitido.

La reina negó con su cabeza, su mirada cargada de un desprecio apenas contenido.

—Sargas me necesitaba. Más que tú, más que cualquiera. No me arrepentiré jamás de haber salvado al futuro rey de la contaminación de este nido de escorpiones.

—De nuevo, te equivocas. —Antares se acercó hasta desahogarse apasionadamente cerca de su madre—. Esa corona es mía por derecho de nacimiento. Yo soy el que está aquí, dando la cara por la monarquía mientras a él le llevas putas para desollar. Yo soy el que se alecciona y se prepara, el que se adiestra para defender al reino. Soy el único heredero legítimo de Lesath Scorp. Pero tú defiendes el reclamo de un bastardo maldito. ¿Por qué? ¿No soy tu hijo también? ¿Quién aboga por mí, madre, mientras robas lo que me corresponde para dárselo a él? El día en que decidiste llevar a cabo ese embarazo me robaste mi futuro, y no contenta con eso me robas todos los días de mi vida un presente en el que tengo una madre.

—Tu padre —respondió ella simplemente—. Él aboga por ti. Te amo, pero estamos en lados opuestos de este tablero.

—¡¿Por qué?! —Los ojos de Antares ardían en rojo, húmedos de veneno—. ¡¿No soy tu hijo?! ¡DÍMELO SI ES ASÍ!

Ella asintió.

—Sí lo eres. El hijo que tuve que pagar para que tu hermano viviera.

Antares le dio la espalda, inundado en sollozos sin importar que las vendidas y la preparadora lo vieron como lo que era por dentro: un niño, lamentable e inútil niño.

—Él va a matarme, Antares —susurró su madre por primera vez mostrándose afectada por algo de emoción real.

Antares se limpió las agrias lágrimas con violencia.

—Que así sea —finalizó el escorpión—. Un obstáculo menos a mi reclamo.

~~~

Nota de autora:

Ya por este capítulo y el anterior de Shaula y la reina pueden concluir qué es lo que siente Sawla hacia su matrimonio y con cada uno de sus hijos (aunque todavía no la ven interactuar con Sargas). ¿Qué piensan de ella y sus actitudes? ¿Qué opinan de Antares y cómo ha reaccionado aquí hacia su madre?

Monarca [Completa] [Saga Sinergia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora