Blue and red (adaptación martuli)

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Sábado, 6 de Junio.

Lourdes tocó impacientemente la puerta de la casa de los benza hasta ser atendida por Silvina.

-Lourdes, cariño.- Chivin la abrazo antes de que ella pudiera decir algo, pero no dudo en corresponder el abrazo.

Ambas entraron a la casa y la mujer le indicó dónde quedaba el cuarto de Martina para que pudiera ir a buscarla. La castaña no dudo en hacerlo.

Golpeó despacio sus nudillos contra la puerta hasta que está se abrió. La castaña entró a la habitación y observó a Martina sentada en la orilla de su cama con un pantalon de pijama color azul cielo, y un lindo suéter tejido color púrpura con algunas líneas horizontales de otros colores pasteles, en sus pies llevaba las típicas Adidas que le quedaban tan bien. Llevaba el cabello hacia un lado y Lourdes podría jurar que su madre la había peinado ya que la rubia suele llevar su lacio cabello en su frente, pero esta vez no, aunque para Lourdes ella se ve perfecta de cualquier manera. Se sentó a su lado en la cama y hablo:

-Hola Mar- Dijo suavemente, y la ojimarron sonrió mirando sus zapatos. La castaña se tomó el atrevimiento de entrelazar sus dedos con los de Martina, pero esta rápidamente los separó.

-No, Lourdes... tú y Matias- susurro Martina despacio, dándose un tiempo para decir cada palabra. Lourdes la miró confundida. No sabía porqué Martina estaba suponiendo que ella y Matias tenían algo, solo habían estado hablando ayer, luego estuvieron riendo un poco, y... oh.

-Matias solo es un amigo- dijo con simpleza, intentando restarle importancia al tema. Martina la miró a los ojos. Reflejaban tristeza, pero lo más importante es que reflejaban algo, de nuevo estaba sintiendo, aunque para la desgracia de Lourdes se sentía triste, y aunque no pretendía hacerlo apropósito era su culpa.

-Yo solo soy tu amiga- Tan pronto las palabras salieron de los labios de Martina su mirada cambió, se volvió tan fría como siempre.

Lourdes simplemente no supo que responder. Martina tenía razón, ella era solo su amiga.

-¿Nos vamos?- Cuestionó, poniéndose de pie. Llevo su mano hasta su espalda y cruzo sus dedos, implorandole a alguna fuerza mística que Martina no se arrepentiera de esto.