Capítulo 5

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Quería disculparme por no publicar el capítulo ayer, se me había olvidado terminar la traducción y revisar. Hoy terminé, pero no sé si está perfecto, entoces pido perdón por cualquier error.

Estamos a la mitad de la historia y en ese capitulo podemos conocer un poco más de Sérgio Marquina y quizá entender porqué tiene ciertos comportamientos. No es que haya excusas para eso. Pero es possible entenderle mejor.

ADVERTENCIA: Como mencioné, algunos capítulos pueden tener desencadenantes de abuso físico y psicológico. En este capítulo tenemos ambos.

Disfruten ♥

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Estaba sentado en un cómodo sofá, y un par de atentos ojos verdes estaban en su dirección, y estaba esperando que dijera algo. No estaba seguro de cómo llegó allí, superando su orgullo herido y buscando ayuda psicológica. Apartó la mirada de la habitación por unos segundos, pudo ver los estantes llenos de los más diversos libros de psicología, algunos artículos de decoración sobre una estantería de madera rústica, una mesa de oficina blanca con un cuaderno encima junto con una silla de oficina aparentemente cómoda. Era un ambiente, en general, limpio y de color neutro.

La mujer pelirroja frente a ella movió un poco su cabello, aún en silencio. Tenía los ojos fijos en él mientras observaba los alrededores. Sabía que estaba esperando que él dijera algo.

Todavía no sabía qué decir. De hecho, ni siquiera sabía exactamente qué estaba haciendo allí. Este era un lugar para locos, locos, y él, al menos por el momento, se sentía cuerdo. O casi.

– Bueno Sergio, el tiempo es tuyo, lo estás pagando. Sería bueno decir algo. – Dijo finalmente. – ¿Qué tal empezar con por qué estás aquí?

Incluso antes de responder, respiró hondo. Volvió a mirar a la doctora Heather Kessler, la había encontrado gracias a buenas indicaciones en una búsqueda anónima. Tal vez ella realmente podría ayudarlo.

– Necesito que me arregles.

Ella levantó una ceja y sonrió. Sorprendentemente, esa frase era más común de lo que mucha gente podía imaginar.

– ¿Y qué hay de malo en ti?

– Todo, creo. – Se encogió de hombros. – Hace una semana, casi abofeteo a la mujer que amo en la cara. – Dijo finalmente.

...

El recuerdo aún lo perseguía. Y lo extraño es que no recordaba todos los detalles, como, por ejemplo, cómo y por qué habían iniciado otra discusión. Lo único que recordaba era que tanto él como Raquel estaban alterados. Recordó la ira de Raquel, sus llameantes ojos marrones, su cuerpo respondiendo agresivamente a la agresión con la que él la obligaba.

También recordó la furia que acechaba su cuerpo, y que en algún momento, en un momento específico, había perdido totalmente el control de sus acciones. Y en medio de una acalorada discusión, en la que Raquel no cedió, mientras él lloraba por dentro para que ella dejara de enemistarse con él, levantó la mano, levantó la mano con firmeza, con la certeza de que esa era la única forma de detenerla, de hacerle entender que él estaba al mando, y que tenía que aceptar que para ella era una lucha perdida.

Totalmente fuera de control, su mano se disparó hacia atrás, tomando impulso. Y Raquel no se defendía, al contrario, nunca mostraba miedo, siempre lo enfrentaba y levantó la cara, esperando el bofetón, como instándolo, como si quisiera asegurarse de que tuviera el valor de hacerlo.

– ¿Es así como actúas cuando ya no tienes más argumentos? ¡Entonces haga! ¡Lo haga! – Ella lo desafió.

Sergio sostuvo su propia mano en ese momento. Dándose cuenta de la locura que había estado a punto de hacer, bajando la guardia y bajando las defensas. Ni siquiera recordaba de qué estaban discutiendo, qué hablaban, pero nada, absolutamente nada justificaría la actitud que casi tuviera.

Rosas que duelen ✖ Serquel {finalizada}Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang